Las cosas no le salieron al equipo de Lopetegui. El Sevilla debe buscar alternativas cuando se le atragantan los partidos, y también gol, ya que a De Jong y Chicharito les está costando la vida casarse con él.
El Villarreal supo aprovechar las carencias que mostró su rival y exprimió sus virtudes al máximo, tanto que, en el minuto 13, ya se había adelantado por mediación de Albiol en un buen saque de esquina.
La ausencia de Cazorla se ha dejado notar en las últimas citas del equipo castellonense; este domingo, sin embargo, no fue así. Actuación magnífica de Trigueros, que se reencontró con su mejor versión para liderar y poner en orden la sala de máquinas.
Seis partidos llevaba sin ganar el Villarreal. Las sensaciones del Sevilla en Liga, a pesar del empate en Pamplona, eran positivas; no así las dejadas recientemente en Europa League, con una última jornada de la fase de grupos para olvidar.
El Sevilla prácticamente desechó la primera mitad. El planteamiento del Villarreal le pudo y no generó ni una ocasión de peligro sobre la meta de Asenjo. Mientras tanto, un zapatazo teledirigido de Moi Gómez estuvo a punto de doblar la ventaja para el 'submarino amarillo'.
En 16 jornadas, el Villarreal había recibido 25 goles. Una cantidad inverosímil y difícil de creer por la buena defensa que tiene el equipo de Calleja, que este domingo se lució en la zaga, con un inconmensurable Pau Torres, que llama a las puertas de la élite.
Solo las bandas hicieron de salvavidas para el ataque del Sevilla. Reguilón, tras el descanso, enganchó una gran volea que se fue rozando el palo. A los dos minutos, Gerard Moreno perdonó incomprensiblemente a la contra.
El dominio sevillista se fue dejando notar poco a poco, aunque con un dominio territorial más que avasallador sobre la meta de Asenjo. El premio del empate llegaría, cómo no, por la banda de Reguilón, desde donde Munir recibió un gran pase para fusilar a Asenjo.
Cuando todo parecía regresar a la normalidad, con el Sevilla volcado buscando la remontada, el Villarreal asestó el golpe de gracia. Moi Gómez conectó con Trigueros a la espalda de la defensa y este, con sutileza, asistió para que Ekambi, que acababa de entrar, marcara a placer.
Un gol que dejó tan helado al Pizjuán que la reacción de los de Lopetegui casi ni se dejó notar. El Villarreal echó el cerrojo a su portería y el triunfo se acabó convirtiendo en una realidad para romper la mala racha. Golpe duro para la moral del tercer clasificado de la Primera División.