Se enfrentaron este sábado en Balaídos Celta de Vigo y Real Sporting de Gijón en uno de los últimos exámenes previos al inicio de la temporada 2020-21.
El encuentro estuvo condicionado por el bajo ritmo de juego, las constantes imprecisiones y la falta de ideas con el balón en los pies. Situaciones que, por otro lado, son habituales en encuentros amistosos de pretemporada.
El combinado rojiblanco inauguró el electrónico gracias a un tanto de Álvaro Vázquez, que encontró un agujero en la defensa local, a la espalda de los centrales, y batió a Iván Villar con un sutil toque por encima.
Y antes de llegar al ecuador del primer tiempo, el Celta firmó el tanto del empate: el Sporting protestó una falta en el centro del campo y Babin se permitió el lujo de hacer la estatua. Se quedó quieto, ni siquiera intimidó a un Iago Aspas que se plantó ante Diego Mariño y le batió con gran maestría.
Con el 1-1 en el electrónico, el partido entró en una fase insulsa, con alternativas -pocas- en ambas porterías pero con un ritmo de juego muy pausado, frío. Cada equipo pudo desequilibrar la contienda a balón parado, pero ninguno lo logró.