"Hay un nuevo Padrino en la Premier League", titula la edición futbolística de 'Bleacher Report'. Al mensaje le acompaña un montaje de Antonio Conte besando la mano de Pep Guardiola. Ya ven al técnico catalán dominando Inglaterra.
El City tiene motivos para ilusionarse: en Premier, seis victorias y un empate en siete jornadas con un balance de 22 goles a favor y únicamente dos en contra; en Champions, dos triunfos por 0-4 y 2-0.
El United comparte coliderato con un gol menos. Pero los 'skyblues' han jugado ya contra equipos llamados, si no a aspirar al título inglés, sí a luchar por Europa. Le metió 5-0 al Liverpool y esta jornada ha tumbado con suficiencia al vigente campeón, el Chelsea.
Esta victoria sobre un Chelsea que viene de ganar en el Wanda Metropolitano es el último acto de prestigio de un Guardiola que insiste en que lo importante es ganar, aunque cuente la forma. "Nos juzgan por los títulos, no por el estilo", repite.
El primer año de Guardiola en Inglaterra resultó ser decepcionante. Pese a la inversión en fichajes efectuada, el City logró cero títulos. Su famoso estilo de posesión acabó descosiéndose en un campeonato muy endogámico. La Premier prima el frenetismo, el vaivén, el correcalles. A Pep le costa el control, la paciencia, marcar el ritmo.
No renuncia Guardiola a su libreto (62% de posesión ante el Chelsea, 18 tiros totales contra cuatro), pero ahora su equipo abarca más registros. Futbolistas como Sterling, De Bruyne o Gabriel Jesus añaden recursos a un City que también domina el contragolpe.
"Creo que soy mejor técnico que antes porque he aprendido mucho y tengo más experiencia", comentó Guardiola hace meses tras su primer año sin títulos. En el Etihad ya sueñan con el primer año de dominio de la 'era Pep'.