La Copa del Mundo de 2010 pasará a la historia de España por el gol de Andrés Iniesta o por la parada de Iker Casillas a Arjen Robben. Pero, para entender lo que costó, hay que remontarse a la fase de grupos. De ello habló Cesc Fàbregas en su charla con 'Marca'.
Tras la derrota ante Suiza y después de la victoria ante Honduras, la Selección afrontaba el partido ante Chile como un cara o cruz en el torneo. Y el grupo, pese a la superioridad que demostraba en los partidos, lo notó.
"Había cierta preocupación, pero a la vez existía confianza de que ese grupo podía sacar eso adelante. Recuerdo noches y entrenamientos duros porque, a pesar de que teníamos confianza de que podíamos hacerlo bien y remontar esa situación, ese partido contra Suiza hizo mucho daño", concretó el centrocampista.
"Tras ese partido ante Suiza vivimos días de mucha tensión porque sabíamos que el segundo duelo era asequible. En el partido ante Chile fue cuando yo noté más tensión. No sé si miedo, pero sí más tensión en un autobús de camino al estadio. No se escuchaba ni una mosca. Fueron momentos de nerviosismo porque sabíamos que un pequeño fallo, tal como es el fútbol, una expulsión, un gol en propia puerta, una tontería... te mandan a casa. Hubiese sido una desilusión para todo el país sin duda", reconoció Cesc, ahora en el Mónaco.
Ese triunfo por 1-2 frente a Chile le dio el pase a octavos al por entonces conjunto de Vicente del Bosque. A partir de ahí, el equipo cogió confianza: "Desde entonces, comenzó nuestro Mundial, jugamos como sabíamos. Todos los partidos los ganamos 1-0, pero, menos el duelo ante Paraguay, fuimos bastante superiores. El partido ante Portugal sí fue un poco más igualado. La entrada de Llorente cambió un poco el encuentro. Nos supimos adaptar. Nos ayudó mucho".
Tras Portugal y Paraguay, Alemania en semifinales: "Fue un partido muy bueno por nuestra parte. Tuvieron un par de ocasiones en las que nos pudieron eliminar. Fue muy disputado, pero el cabezazo de Puyol fue inolvidable. Todavía lo recuerdo y, a partir de ahí, seguimos con nuestra confianza".
La final ante los Países Bajos fue durísima, con oportunidades para ambos. Pero la entrada de Jesús Navas revolucionó el partido, sobre todo con esa arrancada en la segunda parte de la prórroga. "Empecé a subir desde el lateral y Jesús fue como una moto. El balón fue para mí, para Andrés y le llegó a Fernando -Torres-. Casi estaba en el área contraria con un desmarque parecido al de Iniesta. Retrocedí un poco para esperar que la pelota cayera ahí. Me llegó a media altura, controlé y vi a Andrés, que no estaba en fuera de juego. Nos favoreció que Van der Vaart no fuera un defensor. A partir de ahí, una explosión de adrenalina, alegría, felicidad", recordó Fàbregas.
Y remató con lo que significó la vuelta a España: "Fue espectacular. Ya vivimos algo increíble en 2008, pero yo nunca vi nada igual en otros países. Dudo que algo fuera tan increíble como aquello en Madrid el 12 de julio. Nos dijeron que sería -en autobús- unas dos horas de trayecto y fueron cuatro y media. La gente bloqueó las calles. Estaban en todos lados, desde el aeropuerto. No se veía un coche, eran solo personas andando, saltando y bailando por las calles de Madrid. Una locura, increíble".