Los autobuses con los aficionados británicos se esperaban para poco antes del partido, pero mientras tanto, miles de simpatizantes de ambos equipos convirtieron la ancha avenida ante el estadio en una fiesta.
Estaba la peña turca del Liverpool, que dispone de un auténtico pub inglés en el cercano barrio de Taksim y que este miércoles fletó un barco para dar a sus miembros un paseo por el Bósforo. Pero quienes marcaban el ambiente fueron los seguidores egipcios del goleador 'red': Mohamed Salah.
La camiseta roja con el '11' dominaba el ambiente, se hablaba, cantaba, gritaba en árabe con acento del Nilo. Hubo incluso alguno disfrazado de esfinge.
Otros ondeaban la bandera amarilla con la mano de los cuatro dedos, la 'rabia', enseña de los 'Hermanos Musulmanes', organización fundamentalista.
Un panorama egipcio internacional: había compatriotas que acudieron desde Suecia y Ámsterdam para ver a sus héroes. Otros viven en Estambul y el billete sobrepasa sus posibilidades económicas pero aprovecharon para sumarse a la fiesta ante el estadio.
La muchedumbre se convirtió en una radiografía de la Estambul más cosmopolita: hinchas de varios continentes, todos afincados en la ciudad, saltaban y se hacían selfies ante el estadio. Los había de Guinea y de Malasia; un grupo de uzbekos con la camiseta azul del Chelsea bailaba con la bandera de su nación, un ucraniano posó con su enseña ante un grupo de egipcios armados con móviles.
En medio, vendedores turcos ofrecían bufandas mitad rojo y mitad azules: aquí no se trataba de apoyar a un equipo, sino de haber estado en una histórica Supercopa.
Las avenidas llevaban cortadas desde la mañana para dar espacio a los aficionados; menos mal que es aún festivo, el tercer día de la Fiesta del Cordero, y medio Estambul había salido de vacaciones a la playa. A ratos, un coche de policía cruzaba la muchedumbre, pero los ubicuos agentes no necesitaban intervenir, y solo una vez escoltaron cortésmente a un grupo de egipcios que empezaba a exaltarse con alabanzas a Salah que tomaban forma de cántigo religioso.
En medio no faltaban familias con su carrito de bebé: se trataba de haber estado ahí, cerca del estadio, en el evento del año.