De los 93 minutos que disputaron Burnley y Liverpool en Turf Moor, seguramente sobraron más de la mitad. Y es que todas las ocasiones de las que gozamos en la primera parte, se esfumaron en los segundos 45 minutos, que se hicieron eternos.
Porque ambos clubes bajaron la intensidad, como si se conformaran con el tímido 0-1 con el que finalizó el encuentro, después de que Fabinho abriera la lata solo cinco minutos antes de llegar al ecuador del partido.
Y entre esas grandes ocasiones de la primera mitad se encuentra el soberbio zapatazo de Westwood, que obligó a Alisson a emplearse a fondo con una impresionante estirada hacia el lado derecho de su portería, un tremendo paradón para enviar el esférico a saque de esquina.
Aunque el cuadro de Jürgen Kloop dominaba en la posesión del balón, era el Burnley, curiosamente, el que fabricaba más juego, aunque sin llegar a penetrar los tres palos rivales. Y prácticamente en la ocasión más peligrosa que tuvo el Liverpool, llegó el gol.
Fabinho estrenó el luminoso tras un córner botado desde el lado izquierdo en el 40'. Hasta dos ocasiones necesitó el jugador del conjunto 'red' para poner a su equipo por delante, después de que Nick Pope rechazara su primer lanzamiento.
La mala noticia del partido la puso Wout Weghorst, que tuvo que marcharse del terreno de juego por lesión en el minuto 74. Conforme avanzó el encuentro, los de Sean Dyche se fueron apagando poco a poco hasta quedar totalmente desaparecidos del partido, que llegó a su fin sin mayores sorpresas.
Un tímido 0-1 con el que el concluyó el cara a cara de la jornada número 25 para que el Liverpool sume 54 puntos desde la segunda plaza de la clasificación, mientras que el Burnley no consigue alejarse de la cola de la tabla, con solo 14.