Rusia es mucha Rusia. Lo saben los rusos y, por si los finlandeses no, se lo recordaron en su encuentro de la segunda jornada de la Eurocopa. Los nórdicos sufrieron en sus carnes a un contrincante que supo detectar cuáles eran sus principales armas para anularlas y merecer y cosechar tres puntos que agitan el Grupo B.
Es tentador poner el foco únicamente en el trabajo ofensivo. En la calidad de Miranchuk y cómo vertebró la medular hacia el ataque o en el inconsumible Dzyuba. Pero, de no haber exhibido el grupo el tino que exhibió en defensa, quizá sus compañeros arriba no hubieran podido traducir la notable labor colectiva en una victoria.
Diveev se erigió en el principal exponente de una zaga que tan solo se vio amenazada por el cansancio o por la capacidad de Pohjanpalo para obligarla a levantar la guardia. Despeje a despeje, la frustración del '20', a quien le anularon un gol de cabeza en los compases iniciales por fuera de juego, acompañó a la incapacidad de Pukki para desplegar su magia. Le acorralaron.
Esto sucedió, sobre todo, cuando Finlandia no conseguía generar ese clima de choque de estilos que sí que parecía convenirle algo más. Ellos jugaron más bien a la contra y los rusos se abonaron a la rutina del balón colgado. Estaban consiguiendo colarse asiduamente en los dominios de Hradecky, así que bastó con amargar a los nórdicos cuando buscaban el contragolpe y seguir insistiendo para recoger los puntos.
El gol que coronó esta efectiva forma de afrontar el partido nació con magia de las botas de Miranchuk. Asomado el cronómetro al descanso, él se asomó a su perfil zurdo en el área para clavar el cuero en la escuadra del cancerbero rival, que, soberbio en otras ocasiones, y no pocas, no pudo hacer nada esta vez.
Solo empañó la gran actuación de los de Cherchesov una grave lesión de Mario Fernandes, que estaba siendo uno de los mejores del encuentro con sus aciertos atrás y sus apariciones en ataque para generar superioridades, y se dañó la columna vertebral torácica. Al ir a rematar uno de los mil centros que sirvieron los suyos, cayó con las piernas en alto y tuvieron que llevárselo en camilla.
Otro "pero" al triunfo ruso, un periodo de parsimonia en la segunda mitad que pudo resolverse perfectamente con el gol del empate de los finlandeses. No lo hizo al final y el equipo supo devolver el duelo a su estado de superioridad de la 'Sbornaya' hasta tal punto de casi sentenciar. Salvó Hradecky ante Kuzyaev y el 0-1 cerró el marcador.
El Grupo B se agita
No habrán sido pocos los espectadores que, tras ver la victoria de Rusia, habrán acudido a ver la clasificación del Grupo B por si hay más o menos picante. En efecto, más. Bélgica, Finlandia y los de Cherchesov quedan empatados a tres puntos con Dinamarca como colista con cero unidades en su casillero.
Si los daneses derrotan a los 'Red Devils' en su cita de esta misma jornada, de la segunda, la última tanda de enfrentamientos será una delicia para el aficionado neutral. Todo estará en juego y que, para la fase final, se clasifiquen también los cuatro mejores terceros obligará a las selecciones a no dejarse nada.