En días como este, no es Fran Sol, es Fran Gol. El Tenerife se hizo con la victoria por la mínima a domicilio ante el Rayo Vallecano en un encuentro que pudo acabar con empate y en el que marcó la diferencia tener a un 'killer'. Antoñín no pudo serlo. Sí su homólogo.
El delantero tanque tinerfeño desatascó a 25 minutos del final un partido de muchas caras. La peor de ellas, aquella en la que había más jugadores desperdigados por el césped que tratando de batir a los porteros. Hubo muchos choques, muchas faltas y bastantes parones, sobre todo en la primera mitad. Con permiso, claro, de la roja directa a Catena en el tiempo añadido por dejarle la plantilla a Carlos Ruiz en una disputa aérea.
De hecho, aparte del tanto de Fran, tan solo Sipcic y Catena dispusieron de buenas ocasiones para ver puerta -y, curiosamente, ambos son centrales-. El primero, en los compases iniciales, mandó una volea en boca de gol arriba. El segundo, ya en plena pelea por empatar cuando el choque iba 0-1, encontró las manos de Dani Hernández en un testarazo casi sin ángulo que iba bien dirigido.
Al Rayo le faltó pólvora y tampoco le sobraron las ideas. Antoñín no consiguió poner en apuros al cancerbero rival; Álvaro García, que se retiró al descanso tras un balonazo a la cara, no pudo ser tan incisivo como su potencial abarca y Andrés Martín apenas apareció.
Sí que brilló, y mucho, Trejo. De esos jugadores que puede que no aparezcan tanto en los 'highlights', su labor a nivel distributivo, sorteando rivales con pisadas de balón orientadas, fue clave para conectar la defensa con el ataque aunque este último no hiciera desembocar pelotas en las redes de Dani Hernández. De ahí que hubiera que probar con tiros lejanos por cuenta de Montiel o Antoñín.
En el Tenerife, la sensación de impotencia que quedó en el elenco rival fue todo lo contrario. El 'killer' del equipo funciona, vale por puntos y una actuación no brillante pero sí suficiente y profesional le sirvió al conjunto para alejarse de la zona de descenso.