El Fuenlabrada se quedó sin pólvora a las puertas de la Navidad. El conjunto dirigido por José Ramón Sandoval suma tres derrotas consecutivas y, lo que tampoco invita al optimismo, tres partidos seguidos sin marcar. Los delanteros 'kirikos' no estuvieron a la altura.
Los del Mirandés tampoco cuajaron uno de los mejores encuentros de la temporada, pero Genaro Rodríguez mandó a la cazuela una que tuvo y en el fútbol, lo que mandan, son los resultados. Y en el electrónico del Fernando Torres, el que mandó fue el combinado rojillo.
El encuentro, sobre todo la primera mitad, fue de más a menos. Comenzó con un ritmo vertiginoso y con ocasiones en ambas porterías: Juanma -falló innnumerables remates a los saques de esquina, en un lado, y Jirka, en el campo contrario.
Pasaron los minutos y el choque entró entonces en una fase en la que las interrupciones se abrieron paso. Aunque también ahí se produjo una oportunidad para cada equipo, aunque en esta ocasión, la batería fue de goles cantados, imperdonables. Schutte remaó alto en boca de gol, mientras que Kanté despejó -inintencionadamente, por su puesto- un envío lateral de Nteka que parecía colarse en las mallas.
Volvieron los futbolistas tras la pausa y el guion del encuentro se volvió a repetir: Juanma seguía mandando remates de cabeza a las manos de Raúl Lizoain y la batalla se mantenía en la medular. Hasta que Genaro Rodríguez, con el permiso de Jirka, decidió que no quería volver a vivir una segunda parte como la primera.
Jirka, a pierna cambiada, la puso con mucho efecto desde el saque de esquina. El balón se fue cerrando y Genaro, a escasos metros de la portería, cabeceó pizado para desequilibrar la contienda y firmar el que a la postre sería el único tanto del duelo.
El Fuenlabra lo intentó durante los últimos minutos, pero el Mirandés, ayudado por habitual carrusel de cambios, logró bajar el ritmo del partido al inframundo. Y así, los 'kirikos' no disfrutaron de ni una sola oportunidad para sellar el empate.