"La decisión". Era un culebrón tan peliculero que el delantero francés acabó montando un documental para explicar y justificar por qué a última hora decidió declinar la oferta del Barcelona y quedarse en el Atlético de Madrid.
Hace unos días, de manera más fría, apuntó a la presencia de Messi en el equipo azulgrana como un factor importante para hacerlo.
Esos focos que le grabaron en su casa eran reales. Ahora tendrá otros, metafóricos, los ojos del mundo, para valorarle, desde la orilla del Manzanares y desde la Ciudad Condal, ante el que muchos daban por hecho que sería su nuevo equipo.
Deseaba ir al Barça para dar un paso al frente y ganar más títulos. Pero se quedó en el Atlético, además de ganando más dinero, siendo cabeza de cartel. Y en partidos así es donde debe demostrarlo. Con el líder a un punto, de él se espera un partido descollante que tumbe a los de Valverde y dé el liderato a los de Simeone.
No está siendo, de todos modos, un buen arranque el de Griezmann. Como a tantos otros compatriotas, la conquista del Mundial le ha pasado factura. No descansó lo suficiente, no trabajó de manera ideal. De ahí los pírricos tres tantos que suma hasta el momento. Un tercio de los que suma Messi.
El choque es relevante en sí. Pero, además, tendrá una gran repercusión mundial a unos días de que se anuncie quién conquistará el Balón de Oro. Es uno de los firmes candidatos, tal y como insistió su presidente, aunque lo que consiga este sábado ya no modificará la votación final.
El reto incorpora más aristas. Y es que Antoine Griezmann aún no sabe lo que significa hacerle un tanto al Barcelona en partido de Liga. Tras 14 encuentros oficiales, son tres los que consiguió, uno en Copa del Rey y un doblete en Liga de Campeones.