Noventa minutos han bastado en Gerland para ver más fútbol y más emoción que en los tres encuentros de ayer. Francia e Irlanda nos han regalado en Lyon un partido lleno de emoción y alternativas, en el que la sorpresa de la Eurocopa estuvo cerca de producirse.
Y es que el guión del encuentro comenzó con un giro inesperado, digno del mejor director de Hollywood. A los dos minutos, un balón muerto en el área francesa tras un centro desde banda izquierda, Pogba estuvo torpe y trabó a Long cuando iba a disparar a portería.
Rizzoli no dudó y pitó penalti. Brady fue el encargado de ejecutar la pena máxima y el irlandés no perdonó. Disparó fuerte a la derecha de Lloris, que se venció a su izquierda, y el balón tocó el palo antes de entrar a la portería. Francia no se lo podía creer, perdiendo a lso dos minutos.
Remando a contracorriente
Francia se puso el mono de trabajo y empezó a cercar la portería de Randolph, aunque con más corazón de cabeza. Los futbolistas franceses estaban muy nerviosos y no se terminaban de dar cuenta de que quedaba casi todo el partido para lograr la remontada.
Intentos lejanos de Payet y Pogba probaron al meta irlandés, que no tuvo excesivos problemas en atrapar ambos disparos. Al mismo tiempo, Irlanda tiraba contras peligrosas y Murphy estuvo muy cerca de poner el 0-2, en una jugada en la que Lloris tuvo que meter una buena mano.
También pudo aumentar la renta irlandesa Duffy, de cabeza, pero su remate se fue desviado a la izquierda de la meta francesa cuando el meta francés ya estaba batido. Irlanda se iba al descanso llena de moral y con la sensación de que podían culminar la proeza.
Griezmann, héroe francés
Poco cambió a la vuelta de los vestuarios. Francia seguía llevando la manija del partido e Irlanda esperaba atrás e intentaba salir con rápidas contras. En una de ellas, Long estuvo a punto de aumentar la renta irlandesa, pero el centro McLean lo sacó Lloris cuando el ariete se disponía a empujar el balón.
Ante una defensa bien plantada, necesitas usar las bandas para abrir el partido. Sagna tardó en entenderlo, pero lo hizo. Una internada del zaguero francés por banda derecha concluyó con un centro a la cabeza de Griezmann, que fusiló a Randolph en área pequeña. El meta irlandés tocó el balón, pero no pudo evitar que entrase en su portería.
Francia saboreaba el empate e Irlanda intentaba reponerse del mazazo, pero los 'bleus' volvieron a soltar un derechazo brutal al mentón irlandés. Koscielny puso un balón largo, Giroud lo ganó de cabeza y le regaló el balón a Antoine, que se plantó delante de Randolph y lo batió por bajo.
Duffy termina de sepultar las opciones de Irlanda
El central irlandés vio la roja por una entrada sobre, otra vez, Griezmann. Cuando el francés se quedaba en mano a mano con el meta de Irlanda, el zaguero no tuvo más opción que derribarlo. Por detrás y siendo el último hombre, el futbolista ni protestó la decisión de Rizzoli.
A partir de ahí, poco más había de esperar del partido. Gignac tuvo dos claras ocasiones para aumentar la renta, pero una la mandó al larguero y otra directamente fuera cuando el público entero cantaba gol. Long estuvo a punto de lograr el empate a la desesperada, pero su disparo se fue fuera.
Francia se planta en cuartos de final, no sin sufrimientos, e Irlanda no pudo completar su 'vendetta' ante los franceses en Gerland. Los irlandeses se van con la cabeza alta y Deschamps pensando cómo van a recomponer las bajas de Kanté y Rami, que se pierden el próximo partido por acumulación de tarjetas.