Grobbelaar, el portero que se vio obligado a matar por su país

El mítico ex guardameta del Liverpool nació en 1957 en Durban, Sudáfrica. Iba para jugador de cricket, pero él estaba empeñado en ser portero de fútbol. Se salió con la suya, pero en aquella Sudáfrica del Apartheid, su carrera tuvo que quedar en pausa a finales de los años 70.
Sudáfrica estaba metida de lleno en la Guerra Civil de Rodesia, hoy en día Zimbabue, la cual duró de 1964 a 1979. La independencia de Rodesia colocó en el poder a la minoría blanca pro británica, y la mayoría negra no tardó en rebelarse ante tal injusticia.
Hartos de ser ciudadanos de segunda, de haber incluso empeorado un poco más su situación tras la independencia del Imperio Británico, se alzaron en armas.
La minoría blanca de Rodesia reclamó ayuda a sus aliados, y la racista Sudáfrica de aquellos años no tardó en apuntarse a la fiesta. Mandaron unos 54.000 soldados durante todo el conflicto, además de varios miles de mercenarios, encantados de poder disparar de forma legal contra los negros rebeldes.
Uno de esos soldados desplazados a la vecina Rodesia fue Bruce Grobbelaar. Con apenas 20 años, el entonces prometedor portero de fútbol aparcó su carrera por el servicio militar, y empuñó un fusil para defender los intereses de su país en la nación vecina.
En una reciente entrevista a la 'BBC', Grobbelaar reconoció haber participado en la Guerra Civil de Rodesia, e incluso haber tenido que disparar a matar. Algo que, sin duda, le marcó.
"No eres la misma persona una vez que matas a alguien. Tienes que vivir con las consecuencias el resto de tu vida", explicó Grobbelaar, a sus sesenta años, en la 'BBC'.
Acabado el servicio, el cual coincidió con el fin de la guerra, nuestro protagonista volvió a sus quehaceres como portero. Fichó por los Vancouver Whitecaps de la NASL (quedaban unos años para que se fundase la MLS) y en 1980 dio el salto a Inglaterra.
"Tuve suerte de no sumergirme en una depresión. Realmente el fútbol salvó mi vida", comentó. "Poco a poco se te olvida, pero cuando vuelves con tus amigos a África sacan el tema y quieren hablar de ello. Yo no", añadió Grobbelaar.
"Cuando ocurre, durante las siguientes dos o tres semanas, me despierto recordando esos sentimientos", dijo también, para finalizar, este portero que, por obligación, tuvo que cambiar los guantes por las armas.