El diario 'Marca' ha hecho un breve repaso a la relación entre Pep Guardiola y Juanma Lillo, dos técnicos que se profesan una mutua admiración y que por fin coincidirán en el mismo banquillo.
Todo comenzó a principios de los años 90. Pep Guardiola empezaba a destacar en el Barcelona y Juanma Lillo era uno de esos técnicos que sin militar en un grande logró labrarse un nombre.
Lillo entrenaba al Salamanca, y más tarde al Oviedo. Y dice 'Marca' que tras enfrentarse a él, Guardiola bajó al vestuario rival para hablar con ese entrenador cuyo fútbol le resultaba tan atractivo. Era el año 1996.
Pasó el tiempo, y su segundo encuentro tuvo lugar en el año 2003. Guardiola ya está en las postrimerías de su carrera, y antes de tener decidido dar el salto a los banquillos, coqueteó con la posibilidad de hacer carrera en la dirección deportiva del Barcelona.
En las elecciones de ese año Guardiola figuraba como el director deportivo del proyecto del candidato Lluís Bassat, y pidió que Juanma Lillo fuera el entrenador. Sin embargo, Bassat perdió las elecciones con Laporta.
Tras aquello, Guardiola parecía cada vez más decidido a hacerse entrenador. Intentó coincidir con Lillo, pero no fue posible. Sin embargo, en 2005 Dorados de Sinaloa le contrató, y Guardiola no lo dudó.
Se calzó las botas una última vez para aprender de primera mano de su maestro. Aquella temporada en México fue la despedida del Guardiola futbolista, y vio nacer al Guardiola entrenador.
En 2007 se puso al frente del Barça B, y un año después subidó al primer equipo. El resto es historia. Triplete nada más llegar. La 'era Guardiola' había empezado.
Como entrenador del Barcelona se enfrentó en un par de ocasiones a Lillo. Este dirigía al Almería, y sus duelos acabaron con un 8-0 que le costó el puesto en el conjunto rojiblanco.
No hubo rencor. Cada uno siguió con sus respectivas carreras, y la amistad y admiración perduraron. Y al final, casi una década después de su último encuentro, por fin parece que van a coincidir en el mismo banquillo.