Hace cuatro años, el mediapunta alemán no pudo levantar la Copa del Mundo con sus compañeros pese a ser uno de los fijos en el esquema de Löw. Una de las interminables lesiones que le castigaron durante las últimas temporadas tuvo la culpa de ello... pero Reus ha sabido volver con más fuerza.
No pudo tener continuidad en los dos cursos que han precedido a este último, en el que llegó su resurrección. El atacante volvió a los terrenos de juego en febrero de 2018 y encontró su mejor nivel en tan sólo unas jornadas, lo que le llevó, entre otras cosas, a entrar en los planes de Löw para Rusia.
En el Mundial ha tenido que esperar al segundo partido para lograr la titularidad. En el primero fue suplente, aunque jugó algunos minutos, pero en este segundo formó parte del once inicial, ocupando el lugar de Özil, y no defraudó. De hecho, fue el mejor de Alemania.
Así se lo reconoció la FIFA, otorgándole el premio a mejor jugador del partido gracias a sus continuas incursiones al ataque y a su gol, el que inauguró la cuenta de una Alemania que encontró premio en el último suspiro gracias a un gol de Kroos.
Reus se llevó el trofeo individual y sin duda, lo conservará como un tesoro y un premio a la perseverancia y al esfuerzo. Cuando nadie apostaba por que pudiera volver a ser el jugador que fue, dejó claro que todavía queda Reus para rato.