Dice la leyenda japonesa que un hilo rojo invisible conecta a dos personas más allá de sus circunstancias, del espacio y del tiempo. Antes o después, están destinadas a encontrarse. Eso parece ocurrirle a Eden Hazard y el Real Madrid. Los últimos episodios por Stamford Bridge van en esa línea.
Antes de ser goleados por el Bournemouth, Maurizio Sarri vino a confirmar el divorcio que siente con el jugador de un tiempo a esta parte. "Si Hazard se quiere ir, creo que debe irse", comentó.
Una frase que daba continuidad a otra de la semana anterior en la que aseguraba que en estos instantes el belga no era "el líder" que necesitaba su equipo. Y que Hazard replicó con desdén.
Estas desavenencias no hacen sino revelar los temores del Chelsea de que Hazard se irá antes de lo previsto. No termina de aceptar la multimillonaria propuesta de renovación que tiene sobre la mesa y eso se lee en las oficinas de Stamford Bridge como su tozudez por jugar vestido de blanco.
Condenados a encontrarse
El amor entre el habilidoso mediapunta y el Real Madrid se empezó a intensificar con la presencia de Zinedine Zidane en el banquillo. El francés estaba prendado de su fútbol y en varias ocasiones sugirió su contratación, aunque nunca terminó de darse un escenario claro para ello.
Especialmente desde hace un año a esta parte, los coqueteos entre las partes han sido múltiples. Aunque con algún altibajo, a día de hoy el punto de encuentro parece más cercano: el equipo de Florentino Pérez prepara un gran desembolso este verano y Hazard cree que ha llegado el momento de dar el salto al Santiago Bernabéu.
En los últimos veranos, la política de contratar a una megaestrella ha menguado en el Real Madrid. Algo que no deja de entenderse como esperar el momento idóneo para cazar a algunos de los 'cracks' que más gustan, como Mbappé, Neymar o el propio Hazard.
Incluso ya existe tasación oficiosa del precio que tendría que desembolsar el conjunto blanco para llevárselo este verano. 112 millones son una inversión importante, pero asumible para un club que es una máquina de hacer dinero y que siempre ha sabido amortizar bien sus grandes inversiones.
El tiempo se le echa encima al Chelsea, que sabe que a partir del próximo verano a Hazard únicamente le quedaría un año de contrato en vigor y podría quedarse sin estrella y sin un buena inyección económica por él.
Se consumen las últimas horas del mercado de invierno, en el que el Madrid solo ha incorporado a Brahim. Y es que es en verano cuando se prepara la gran revolución. Ahí surge el nombre del belga subrayado en rojo. Como el hilo que les une. Un hilo rojo que bien podría ser también blanco.