Se suele decir que el fútbol es impredecible. No hay nada seguro y solo se necesita un ataque para meter un gol y cambiar la tendencia de un partido, los ánimos de unos jugadores y el gesto de una hinchada.
Si uno de los grandes equipos de Turquía como el Galatasaray te ha ganado en casa 1-2 en la Copa, lo más probable es que la vuelta sea un trámite. Pero es solo eso, lo más probable. Porque de ahí a la certeza hay un gran paso y el Türk Telekom Arena fue testigo de ello.
El modesto Akhisarspor le sacó los colores a Terim, a su equipo y a una hinchada que acabó incrédula al ver cómo la ilusión de sus rivales invadió el verde y se tradujo en un 0-2 que les llevó a las semifinales.
El actor protagonista de esta gesta fue Seleznov con un doblete que obligó a todos a frotarse los ojos y a pellizcarse la piel para saber si lo que estaba sucediendo en el césped era verdad o no. Un mito que perdurará en la historia.
18 de abril de 2018