La Lazio jugó, venció y reconquistó la ciudad de Roma en el derbi más atípico de la historia. La pandemia del coronavirus trajo consigo la disputa de la mayoría de los encuentros sin público en las gradas y aún quedaba por pasar a la historia debido a esta condición uno de los encuentros más vibrantes del fútbol italiano.
Se vio en la previa: las aficiones de los dos conjuntos se olvidaron del COVID-19 y se amontonaron, saltaron y cantaron para animar a los suyos. Y también se pudo contemplar la naturaleza de este encuentro sobre el verde del Stadio Olimpico, donde los 'biancocelesti' avasallaron a su rival desde el primer minuto en intensidad, fútbol y, sobre todo, en convencimiento.
Los dos entrenadores apostaron por mantener sus ya habituales esquemas de tres centrales, aunque la diferencia estuvo en la presión que Simone Inzaghi les mandó a los suyos. La Lazio ahogó la salida del balón de una Roma que renunció al balonazo a pesar de las dificultades que estaba encontrando incluso para atravesar la línea divisoria con el balón en los pies.
Pero si irregular fue la actitud de los 'giallorossi', pero estuvo una defensa que Roger Ibáñez ejemplificó a la perfección. Los errores se sucedían sin cesar y los locales lograron sacar tajada de ellos. La primera vez, al cuarto de hora de juego: el zaguero brasileño fue muy poco contundente en el despeje y el cuero le cayó a Ciro Immobile, que llegó desde atrás para batir a Pau López por la escuadra.
Le pudo echar un cable el guardameta Pepe Reina al cometer -por los pelos- una pena máxima sobre Mkhitaryan, pero ni Orsato di Schio ni desde la sala VOR vieron algo punible. El que sí decidió castigar -el enésimo fallo de la Roma- fue un Luis Alberto que se valió del segundo regalo de Ibáñez y de la asistencia de Lazzari para, desde la frontal del área, colocar el segundo en el electrónico.
Los de Paulo Fonseca comenzaron a estirarse, pero se encontraron frente a un equipo que decidió dormir el ritmo del juego y mandarlo al descanso. Porque fue así: fueron los 'biancocelesti' los que decidieron a qué había que jugar en cada momento. Incluso Inzaghi, con el 2-0 a favor, coqueteó con la expulsión tras una discusión con el encargado de dirigir la contienda.
Entró Pedro tras el paso por los vestuarios, convirtiéndose en el quinto español que pisaba el verde durante la noche de este viernes -ocho españoles, entre el césped y el banquillo-, pero ni siquiera el canario, ni posteriormente Bryan Cristrante, mejoraron la imagen de un equipo que volvió a recibir un gol y, lo que parece más preocupante, un absoluto baño.
Luis Alberto le puso la guinda a su partidazo con un nuevo tanto marca de la casa: desde la frontal y con el interior del pie, imposible para Pau López. Y a partir de ahí, con la mitad del segundo acto por delante, los de Inzaghi dominaron todos los aspectos del juego.
Edin Dzeko pudo firmar el de la honra en los últimos minutos, pero Reina también quiso su minutito de gloria con una parada tan poco ortodoxa como eficaz. La Lazio se hizo con su tercer triunfo consecutivo ante la Roma, que suma dos jornadas sin ganar y una tremenda decepción.