Los dos combinados nacionales se veían las caras en un partido amistoso. Un encuentro preparatorio para el Mundial entre dos de los equipos más fuertes que viajarán hasta Rusia.
Aun así, no demostraron su condición de favoritos sobre el campo. En los primeros compases del choque, Inglaterra intentó dinamitar el partido con su rapidez característica, mientras que Alemania quiso controlar el juego en todo momento, tocando y tocando la pelota.
Trippier disfrutó de una oportunidad clara a los dos minutos del encuentro. Un centro se paseó por la línea de gol del cuadro germano y llegó a las botas del futbolista inglés, que no dudó en disparar, aunque su intento salió desviado.
La más clara para Alemania en la primera mitad fue una triple ocasión. Werner lo intentó primero, el rechace lo recogió Sané, que volvió a rematar a puerta y Draxler fue el último en probar suerte sin obtener éxito.
Nada más comenzar la segunda mitad, Ter Stegen detuvo un cabezazo de Vardy. El delantero remató con mucha intención, por bajo y buscando el bote. Sin embargo, el portero del Barcelona estuvo espléndido.
Alemania mimó el esférico, intentando desesperar a Inglaterra. Por su parte, el cuadro local intentó hilar jugadas rápidas para generar ocasiones de peligro y pillar por sorpresa al cuadro visitante.
Al final, ningún gol en el partido. Ambas selecciones firmaron en la paz en un encuentro con poco sabor a Mundial. Un choque agridulce en el que se vigilaron en exceso y no tuvieron suerte de cara al gol.