Se veía con tres anillos y se quedó sin mano

Difícil de digerir. Cuando se habla de Triplete se hace con la boca llena y con la ilusión de ser lo más ambicioso posible, pero rara vez se pasa de eso a no poder celebrar ni un título. El Inter de Milán se ha caído en cuestión de un mes con un desastroso abril que dinamitó sus opciones en Coppa y Liga y que dejaba esta Liga de Campeones como el bote de pintura para ver todo mucho más bonito. Una cuarta estrella que hiciese olvidar lo demás. No era para menos.
Y no pudo ser. El gol de Acerbi al Barcelona y el posterior de Frattesi sirvieron para entrar en una final en la que fue muy inferior al PSG. Una primera parte muy floja que ya dejó cuesta arriba un título que cada vez empezó a ver más lejos. Ante los parisinos, como subir el Tourmalet a gatas. Se desesperaba Simone Inzaghi en la banda al ver cómo su equipo no encontraba soluciones ante el amplio libro táctico francés que tenía enfrente.
Lo intentó en la segunda mitad. Voluntarioso, pero no bastó con eso. Se apoyó en el poderío físico de Marcus Thuram, que por momentos fue la única boya para desahogar el juego del Inter, siempre bajo estrés por la presión del Inter. Se impuso la dinámica. El PSG llegaba con una línea ascendente; el Inter, cuesta abajo y sin frenos. Podríamos hablar de injusticia por los muchos meses que ha competido a gran nivel, pero termina la temporada sin premio para las vitrinas y con un 5-0 que deja una resaca realmente mala para los interistas.
Un equipo como el Inter de Milán, tan bien armado por Simone Inzaghi, siempre es peligroso en una competición copera. El primer título de la temporada que pudo levantar el cuadro interista fue el de la Supercoppa. En semifinales superó al Atalanta gracias a los dos goles de Denzel Dumfries. En la gran final, sin embargo, no pudo con el eterno rival: el Milan. En un partido movido, a los 'nerazzurri' les faltó consistencia en la segunda mitad después de ir con un 2-0 a favor. Theo Hernández, Pulisic y Tammy Abraham le dieron la vuelta para quedarse el título (2-3).
El cuadro 'rossonero' también fue el verdugo del Inter de Milán en la Coppa. Entró en la rueda a partir de octavos de final y superó las dos primeras rondas con cierta firmeza que confirmaba su apuesta al título. Udinese y Lazio se quedaron en el camino antes de esa semifinal que volvió a citarle ante el equipo vecino. El partido de ida se resolvió con 1-1, pero el calendario fue una losa para los de Inzaghi, que llegaron al mes de abril con muchos frentes abiertos y pocos días de descanso. En medio de su pelea también por Liga y Champions, el Milan castigó al Inter en la vuelta. Un 0-3 que dejaba sin opciones de título. A partir de ahí, se empezó a caer.
Muy doloroso para el Inter el capítulo final en la Serie A por el desarrollo y, sobre todo, por el final. Comandó la primera posición del campeonato italiano durante muchas jornadas, pero ese mes de abril para olvidar con derrotas frente al Bologna y Roma acercó al Nápoles. En la penúltima jornada, los interistas llegaban en segundo lugar, pero jugaban en casa, en el Meazza, frente a la Lazio.
El Nápoles, en su caso, jugaba a domicilio frente a un Parma exigente que logró sacarle un 0-0. Por tanto, una victoria del Inter le dejaba el título en bandeja y dependiendo de sí mismo para el último día de la Serie A. Y ahí entró en juego el español Pedro. El ex del Barça y ahora en la Lazio, anotó un doblete -uno de ellos en el tiempo añadido- para hacer el 2-2 con el que terminó el encuentro. Así, los napolitanos mantuvieron la ventaja de cara a la última fecha, donde no fallaron para confirmar su cuarto título en Italia.
El PSG puso la puntilla. Por Múnich pasaban las esperanzas del Inter para revitalizar un final de temporada gris. Todo se olvida con un título europeo, pero la Liga de Campeones tampoco premió a un cuadro 'nerazzurro' que fue inferior ya desde los primeros minutos. El dolor se acentuó con el paso de los minutos y de los goles. Porque no fue una derrota y ya está, fue contundente, dictatorial e hiriente. El peor broche posible a una temporada que, injustamente, no será bien recordada pese al mérito que tiene haber peleado por el Triplete.