Ivo Grbic fichó por el Atlético de Madrid con 24 años, después de una estancia fructífera en el Lokomotiva de Zagreb, uno de los equipos punteros de su tierra, Croacia. Era evidente que su rol iba a ser uno secundario frente a Jan Oblak, el portero titular del Cholo Simeone desde 2014, pero, este invierno, optó por dejar el Cívitas Metropolitano por el Sheffield United, con objetivos mucho menos áulicos que los 'colchoneros', pero más oportunidades para él.
Ya en su segunda temporada en España, se marchó cedido al Lille para aumentar su grado de protagonismo bajo palos. Saltó al campo en 29 ocasiones con los 'dogues' y disfrutó así de su primer periodo con continuidad en las grandes ligas. Un curso atrás, tan solo había estado ante los focos en un encuentro de la Copa del Rey, así que ni siquiera pudo llevar a cabo su debut doméstico, que se produjo en la 22-23.
No por ello sintió satisfacción, pues, después de tan solo 13 comparecencias en el verde, vio cómo la primera fase de la actual campaña se desarrollaba sin un solo minuto para él y pidió una vía de escape. El destino, Inglaterra, le ha permitido gustarse ante los aficionados ya tres veces, frente al Brighton & Hove Albion en la FA Cup, el Crystal Palace en la Liga Inglesa y los Wolves también en el plano local.
Tan solo se perdió el choque con los 'seagulls' en el que los de Roberto de Zerbi ganaron por 0-5, así que, en cierto sentido, hasta le vino bien no estar en el campo en un momento de semejante factura anotadora en contra. Así, su rival por el puesto Wesley Foderingham quedó en un peor lugar que ya venía poniendo en riesgo su continuidad en la meta de Bramall Lane. Es su inseguridad lo que motivó que los 'blades' desenvainaran 2.5 millones de euros por su homólogo.
Este lunes por la noche, Grbic podría salir de inicio -al menos, es lo que los pronósticos adelantan- contra el Arsenal de Mikel Arteta, de los mejores equipos de Gran Bretaña y de Europa. El evento se presenta como una oportunidad imperdible de exhibirse y demostrar que ese joven que despuntaba en el Hajduk Split y en el Lokomotiva de Zagreb podía merecer algo más que un puesto secundario en el Atlético de Madrid, si bien difícilmente no estará contento el aficionado rojiblanco con un Oblak indiscutible.