Jesé rescata un punto ante un Pucela medianamente satisfecho

Merecido empate en el Estadio de Gran Canaria entre Las Palmas y Valladolid. Partido vibrante, igualado y con alternativas, en el que el Pucela tomó ventaja y el cual Jesé equilibró.
La presión desde el primer minuto fue altísima, tanto por parte de los locales como de los visitantes. Pero mientras en Las Palmas se veía un cierto continuismo con respecto al curso pasado, este Valladolid, sin fichar a nadie, parecía otro.
Como resultado de esa elevada presión de unos y otros, los primeros minutos pasaron volando. Lo más reseñable, la amarilla a Benito Ramírez cuando apenas habían pasado ocho minutos, la cual le condicionó notablemente, y menos mal.
Porque fue de los más activos de Las Palmas en ataque, y un seguro en defensa. Mención también para Peñaranda, quien fue un auténtico incordio para la zaga blanquivioleta.
Por parte del Valladolid, a destacar la actuación de Marcos André, quien atormentó a la defensa rival hasta que se le acabó la pila, y la de un Weissman que por fin vio recompensados su sacrificio y sus ofrecimientos.
Los minutos pasaban sin que ocurriera nada demasiado destacable sobre el rectángulo de juego. Alguna que otra llegada, algún que otro córner... Pero, en definitiva, poco trabajo para Raúl Fernández o Roberto Jiménez.
La cosa cambiaría tras el descanso. Porque a la vuelta de vestuarios el Pucela logró dar un paso adelante y hacerse con la iniciativa del juego. Logró desconectar a Las Palmas y empezó a llegar con claridad al área rival.
Un balón centrado, otro, otro más... Sufría atrás Las Palmas y, lo que es peor, no parecía que supiera cómo poner remedio a la sangría. Y en una de esas, el gol. Centro de Luis Pérez desde la derecha que Raúl se tragó, y que Marcos André, en el segundo palo, remató picado para hacer el 0-1.
El gol fue un duro golpe para Las Palmas, pero Pepe Mel puso remedio rápido. Empezó a hacer cambios y metió a Jesé y Óscar Pinchi al campo, y poco después a Alberto Moleiro.
Y eso fue clave. Jesé, a pesar de todo, sigue atesorando gran calidad en sus piernas, pero Moleiro demostró tener una clarividencia a la hora de repartir juego a la altura de muy pocos.
Y por eso, cuando apenas habían pasado diez minutos desde el 0-1, un pase filtrado de Moleiro para la subida de Benito lo remató de forma acrobática Jesé ante la impotencia de Roberto.
Las Palmas había igualado la contienda y entonces pasó a dominar el juego. El Pucela tembló. Empezó a llegar tarde a todos los duelos. Se empezó a cargar de amarillas. Y, lo que es peor, perdió a Javi Sánchez y Joaquín por lesión en apenas cinco minutos. Dos centrales menos de un plumazo, con lo que le gusta a Pacheta la defensa de tres.
Aguantó el Valladolid esas acometidas de Las Palmas, y en la recta final volvió a respirar. Se había enterrado el hacha de guerra en el Estadio de Gran Canaria, pero el partido se calentó una vez más en el tiempo añadido.
Fue una acción fortuita, un balón dividido con un choque, como tantos otros. Pero Benito Ramírez se pasó de frenada, y le pegó un planchazo a Aguado que le costó la roja directa.
No hubo tiempo para que el Pucela se aprovechase de la superioridad numérica. El colegiado, Arcediano Monescillo, pitó el final. Reparto de puntos y a pensar en la próxima jornada.