Griezmann, Joao Félix y los dos lados de la historia

11 de marzo de 2019. Como confirman a posteriori los medios de comunicación, Antoine Griezmann acuerda su fichaje por el FC Barcelona. Los azulgranas aceptan pagar 120 millones de euros por el traspaso del 'crack' francés, campeón del mundo en 2018, en principio un complemento extraordinario para Lionel Messi y Luis Suárez.
Aquello no se convierte en oficial por parte de los clubes hasta el 12 de julio. Días antes, el lunes 3 de ese mismo mes, el Atlético de Madrid comunica que ha conseguido del fichaje de Joao Félix. Una perla que viene de marcar 20 goles en el Benfica, con el que llega hasta los cuartos de final de la Europa League y marca un 'hat trick' que asombra al mundo. En su caso son 127 'kilos' los que abonan los rojiblancos (aunque en múltiples plazos) al equipo lisboeta.
Son dos operaciones que mueven solo en concepto de traspaso 247 millones de euros, aunque el Atleti siempre defiende que con el dinero de uno pudo hacer frente al otro. Después de cinco años, la relación con 'Grizzou' se había desgastado por los intereses del francés fuera del campo, por su gusto por el espectáculo y por aquel documental grabado junto a Gerard Piqué en el que finalmente anunciaba que seguiría en el Metropolitano. Meses después, mientras su equipo se jugaba una eliminatoria de Champions League contra la Juventus de Cristiano Ronaldo, él resolvía su futuro fuera de Madrid.
Esta decisión le supuso a Griezmann la enemistad de la afición 'colchonera', que tardó poco en calificarlo de traidor y declararlo persona non grata en su feudo. Mientras, la parroquia rojiblanca estaba deseosa de encontrar un nuevo mesías sobre el campo en el que creer. Ese debía ser Joao Félix, el 'Menino de ouro'. Su carta de presentación fue exquisita: doblete de asistencias y gol en aquel recordado 3-7 al Real Madrid en Los Ángeles, minutos de mucha magia frente al Getafe en el debut liguero, asistencia a Vitolo para ganar contra el Leganés (0-1) y gol frente al Eibar. Pero aquel concentrado de talento se iba diluyendo poco a poco hasta hacerse cada vez más insípido.
Mientras tanto, el campeón del mundo no encontraba la sintonía con Leo Messi en un Barça que se estaba desintegrando. Con la pandemia y el 2-8 ante el Bayern, la situación del club azulgrana era crítica, la amenaza de salida del argentino provocaba un terremoto y Griezmann no sabía dónde meterse. Aquello pareció mejorar con Ronald Koeman y el principio del plan de austeridad, pero fue poco más que maquillaje en forma de números (19 goles y 12 asistencias en su segunda campaña). La enésima intentona de Bartomeu por formar una nueva 'MSN' había fracasado, el club estaba prácticamente en quiebra y el de Mâcon tenía que salir. Cuando parecía que sería la referencia tras la salida del '10', llegó su regreso al Metropolitano.
La vuelta de Griezmann al Atlético fue traumática. De hecho, su rendimiento en aquel primer curso 2021-22 fue espantoso y parecía que nunca se ganaría de nuevo el favor de su gente, que aún renegaba de él. Allí se ponía al lado de Joao Félix, quien tendría que haber sido su sustituto, pero la sombra del francés fue demasiado alargada. Juntos coincidieron una temporada y media. Es la 2022-23 fue la que vuelve a elevar al galo a la cima del Metropolitano y la que hunde al portugués, protagonista de mil y un desencuentros con Diego Pablo Simeone. La magia siempre la tuvo y dejó varias noches grandes, pero ninguna a la altura cuando el Atlético se jugaba todo. No consiguió ser determinante ni en la Liga 2020-21 que los rojiblancos ganan, allí los elogios se los llevó Luis Suárez.
'Grizzy' y Joao disputaron juntos un total de 44 partidos de los que el Atlético ganó 22, empató 10 y perdió 12. En ese tiempo, el luso asistió en dos ocasiones al francés y este le dio otras dos a su compañero. El último encuentro en el que coincieron fue precisamente un Atlético-Barcelona que acaba 0-1 el 8 de enero de 2023. Aquel día ambos son titulares y comparten delantera, aunque el Cholo sienta al 'Menino' en el minuto 73 para meter a Ángel Correa. Este es también su último partido oficial como rojiblanco antes de marcharse cedido al Chelsea.
Mientras está en Stamford Bridge, Joao Félix va dejando recados hasta a su antigua afición. "Estuve tres años y medio en el Atleti y no tuve ningún cántico, aquí en el primer partido tuve otro", decía en una dura entrevista para 'Eleven Sports' donde también le daba toques al Cholo: "La forma en la que jugamos es diferente a la del Atlético. Claramente tengo mucha más libertad para practicar mi fútbol y estar a mi mejor nivel". Pista: no lo alcanzó. Y con ello, si quedaban atléticos que aún creían en él, el portugués pierde todas sus amistades entre el público rojiblanco y comienza a pasarse al lado oscuro.
Cuando vuelve, el verano no es mejor. En julio se ofrece abiertamente al Barça tras conocer el interés de la directiva azulgrana por él a través de la prensa. "Me encantaría jugar en el Barça. Barcelona siempre ha sido mi primera opción y me encantaría unirme a ellos. Siempre fue mi sueño desde niño. Si sucede, será un sueño hecho realidad para mí", dijo en declaraciones al periodista Fabrizio Romano. Otro bombazo más, otro paso más lejos del Metropolitano. Y el 1 de septiembre llega la noticia, los 'culés' consiguen la cesión del delantero en las últimas horas del mercado de fichajes.
El que llegó al Atleti como relevo de Griezmann hace el camino contrario de su ex compañero. Y lo hace de la misma manera, generando ruido y provocando rencores. La cima de todo este culebrón llega cuando el pasado mes de diciembre se cruzan en Montjuïc y hace el partido de su vida. Joao Félix marca en el minuto 28 un golazo, se sube a la valla electrónica y abre los brazos en un gesto reivindicativo.
Aquello fue aún en casa. Ahora le toca visitar tierra enemiga, la misma que un día le aplaudió y que ahora le recibirá de forma hostil. Como le ocurrió a Antoine Griezmann, pero con una diferencia sustancial: el galo sí que consiguió ser leyenda rojiblanca. Si un día vuelve o pretende hacerlo, ganarse su perdón no será tan sencillo. De momento está cedido en el FC Barcelona hasta el 30 de junio, pero su contrato con el Atlético de Madrid se prolonga hasta 2029. Sus historias se han cruzado y ambos saben ya lo que es estar en el lado malo de la historia.