Kepa empuja al Chelsea al infierno de Sarri

Once metros mide la distancia entre el cielo y el infierno. Allí donde entre Sterling, Ederson y David Luiz mandaron a Guardiola, mientras enfrente se quemaba un Sarri defenestrado, desespeado y con un capítulo de manicomio final con Kepa que puede traer importantes secuelas. No hubo ni un gol en 120 minutos, pero en apenas cinco el trofeo cobró toda la emoción del mundo antes de volar a las vitrinas del Etihad.
La sexta EFL Cup de los 'citizen' se describe mejor desde lo que no fue que desde lo que ocurrió. Una tanda de penaltis que vino mal parida para el Chelsea desde los últimos minutos de la prórroga. Tras una buena parada de Kepa al Kun, el gemelo le dio un segundo aviso. Sarri le quitó el chándal a Caballero; el argentino, además, experto en dar títulos en una final decidida desde los once metros. Hasta que el meta vasco se volvió loco.
Notó que el tirón se le bajaba y comenzó a desautorizar al técnico italiano para que no hiciera el cambio. Hasta Zola saltó como un resorte. El colegiado tuvo que acercarse y decirle: "¿Qué? Hay cambio o no". Y no lo hubo. Sarri se encendió como el dibujo animado de Hades, al bueno de Willy se le humedecieron los ojos... Así que los penaltis iban a tener el foco sobre Kepa.
Pero fue Ederson el primero en hablar. Detuvo un lanzamiento un tanto raro de Jorginho, con baile absurdo previo, y ese fue el principio del fin. Kepa lo arregló temporalmente frustrando a Sané, muy decepcionante en lo poco que pudo hacer, pero David Luiz se estrelló con el poste.
Sterling, respondió un lanzamiento magistral previo de Azpilicueta, limpió la escuadra y dio al City la conquista (4-3). El Chelsea ardía.
Todo eso concitó mucho más interés que una final que tuvo el guion esperado y 120 minutos de impotencia. Los de Guardiola mandaban en el callejón que había diseñado Sarri. El Kun quería ser el hombre de la final, pero no había luces para ver dónde estaba Kepa.
A medida que la desesperación poseía a los de Pep, Hazard apareció entre la niebla para reclamar el protagonismo. Fue ese jugador diferencial que tiene en su mano dar un título. A punto estuvo, desde la genesoridad: un pase a Kanté y otro a Pedro pudo haber cambiado el sino en la segunda mitad.
Hubo que llegar a la prórroga, donde el Kun volvió a quedar petrificado. Esta vez, casi en boca de gol, ante la pierna salvadora de Azpilicueta, en la única ocasión de verdad durante la prórroga.
Luego llegó la locura de Kepa y Sarri, que confirmó la fractura en el vestuario, la exposición del italiano ante el ojo público y, probablemente, la certificación virtual de que sus días están contados.
Porque esta vez no fue el 6-0 de Premier ni el 0-2 con el que el United también dejó al Chelsea sin opciones de título en la FA Cup. Pero Sarri está solo. Y Kepa, con su locura, terminó de empujar al Chelsea a su infierno.