De la gloria del novel al testarazo de Simon Kjaer. Tras 90 minutos de iniciativa, el Milan se acabó llevando el premio del gol en Old Trafford y el empate ante un Manchester United que notó la baja de Rashford y especuló en demasía tras el brillante gol del irreverente Amad Diallo.
Con solo 18 años, el chaval de Abidjan (Costa de Marfil) dice "hola". Y lo dice en Europa League, ante el Milan, en un partido que años atrás sabía a final de Champions, para desatascar al Manchester United. El fútbol va a una velocidad endiablada y este joven de 18 años no quiere perder el tiempo.
Los 'red devils' pagaron 21 millones de euros por el fichaje del delantero que ya brillaba en las inferiores del Atalanta. Hasta ahora solo había jugado 38 minutos a las órdenes de Solskjaer, todos en Europa League, y este jueves coló un testarazo con la ayuda de Donnarumma que ya escribe su nombre en la élite continental.
Decíamos que el United acusó la ausencia de Rashford, quizá también la de Pogba para haber dominado mejor en el medio. Pero es que el Milan aterrizaba en Mánchester sin jugadores como Theo Hernández, Ante Rebic o Zlatan Ibrahimovic. Claves para hacer del equipo de Pioli algo mucho más vertical y dominante en el área.
Llamó la atención el planteamiento de Ole Gunnar Solskjaer, que dejó que el Milan llevase la iniciativa. Ahí es donde decimos que se le notaron las carencias sin sus referentes, porque más allá de un par de destellos de Brahim, faltó mucha magia en el último cuarto de campo.
Aun así, el Milan llegó a ver cómo le anulaban (correctamente) dos goles. Primero, uno a Rafael Leao por fuera de juego. Después, otro que Kessié llegó a celebrar, pero el VAR intervino para decirle al árbitro Slavko Vincic que el marfileño había controlado claramente con su brazo izquierdo antes de meter una volea durísima con la derecha.
Sin embargo, la más clara de todo el primer tiempo la tuvo el Manchester United. Rondando el descanso, Maguire estrelló un balón en el palo que le sorprendió a él mismo. Un córner peinado en el primero le llegó al segundo para empujar bajo la portería. Sin embargo, el central golpeó el balón con la espinilla y lo mandó a la madera. Tuvo tan mala suerte que el rebote hizo que el balón se paseara hasta el despeje de la defensa.
Ese aviso animó al United. En el descanso, Solskjaer sentó a un Martial demasiado gris para que entrase Diallo. Una apuesta arriesgada que le salió bien, porque tras solo seis minutos, el delantero se coló entre los centrales y conectó un cabezazo de espaldas que superó la media salida de Donnarumma. Un golpe tremendo para el Milan.
Pero lejos de deshacerse, el conjunto italiano mantuvo su guion. El United se echó demasiado atrás, a veces mareó la perdiz y perdonó en sus pocas llegadas. Daniel James pudo sentenciar, pero llegó forzado al centro raso de Mason Greenwood, y el Milan se lanzó contra la portería contraria.
Con las entradas de Tonali, Castillejo y Kalulu, los de Pioli mejoraron en control y profundidad. No en acierto, Henderson repelió cuando Kessié o Krunic lo intentaron, y Meïté pateó al aire una volea que iba con violencia. Pero el Milan fue erosionando con su insistencia y en el córner final encontró el cabezazo de Kjaer para la sorpresa del meta mancuniano, que pudo hacer algo más.
Al final, empate de oro para el Milan, que se vuelve a San Siro con un gol fuera de casa valiosísimo. Eso sí, rezan ambos equipos para recuperar a sus baluartes en una semana para que suba de nivel una batalla que evoca a tiempos mejores.