El Barça no llegó este sábado con las mejores sensaciones a Sevilla. El cuadro 'culé' tenía todavía en mente la derrota en las ida de las 'semis' de Copa, pero finalmente la victoria se fue para Barcelona.
Ronald Koeman decidió volver al 3-5-2 para asaltar Nervión. Mingueza, Lenglet y Piqué, este último como líbero, fueron los tres centrales de una defensa que ha estado muy criticada semanas atrás.
Sin embargo, este cambio de sistema ayudó a mejorar la solidez en la zaga. Siempre hubo superioridad numérica ante los atacantes del Sevilla y todos cubrieron bien los huecos provocados por las subidas de los laterales, Alba y Dest.
El primer paso del neerlandés fue un éxito, pero la clave estuvo en el 'Mosquito'. Dembélé fue uno de los hombres del partido y su libertad de movimientos fue fundamental para ello.
El galo, que no estaba fijo al igual que Messi en la punta de ataque, volvió loco a los centrales con su velocidad y continuos desmarques en el choque. Además, los balones al espacio eran todos de él y Diego Caros y Koundé sufrieron mucho para parar sus internadas.
Además, Messi participó más en el juego con esta formación y bajó a crear con más frecuencia junto a De Jong y Pedri, que también sorprendieron al cuadro de Julen Lopetegui con sus llegadas al área rival.
Como aperitivo para la vuelta de Copa, el experimento le salió bien a un Koeman que tendrá que decidir si basar sus opciones de llegar a la final en la 3-5-2 o apostar por lo de antes.