Cuando uno abandona su sino, pierde su fortaleza y juega en escenarios que peor maneja. Una lectura aséptica del resultado ahonda en la herida de un Madrid que perdió, más que los puntos, su confianza en sí mismo.
El técnico francés, empeñado en lucir mesura, expuso su nerviosismo sobre Wembley, modificando el esquema que acabó el primer tiempo arrinconando al Tottenham por una medida desesperada fuera de contexto.
Con tiempo y fútbol por delante, Zidane -mal- consideró oportuno cambiar a defensa de tres con Casemiro en el centro de la zaga. Un planteamiento -a la postre- suicida, teniendo en cuenta la solidez y vertiginosidad de los de Pochettino.
Poco tardaron los ingleses en aceptar el baile y tumbar al Madrid con su mejor arma: galopando al contragolpe. El brasileño destaca por su jerarquía en el centro del campo no en el de la zaga, la desubicación le viene grande y Kroos no abarca el mismo terreno de mediocentro puro que el '14'.
Ya probó, aunque en defensa de cuatro, a Casemiro de central frente al Valencia en la jornada dos de Liga y el experimento no dejó buenos resultados, pero Varane y Vallejo estaban lesionados y Sergio Ramos sancionado,.
Sin embargo, en Wembley el guión no exigía ese reajuste porque el Madrid sólo necesitaba tiempo y jugar con sus armas, no abandonarse a la ansiedad que sucumbió Zidane...