La situación del Olympique de Marsella es crítica. Tanto, que podríamos estar viendo cómo el club galo se descompone a cámara lenta. La marcha de Zubizarreta ha sido el último episodio de una crisis que viene de lejos.
La Ligue 1 finalizó con el Olympique de Marsella en segunda posición. Volverá a la Champions en cuadro marsellés, pero los ánimos en el club están como si se hubiera confirmado su descenso.
La popularidad de su presidente, Jacques-Henri Eyraud, está bajo mínimos, y tras despedir a Zubizarreta, quien está negociando su finiquito con su ya ex equipo, llegó a recibir amenazas de muerte. Dice 'L'Équipe' que Eyraud se ha ganado hasta la animadversión del vestuario.
Eso podría provocar que su entrenador, André Villas-Boas, abandone el equipo. De hecho, le mandó mediar ante los jugadores, pero este no ayudó. Que cada vez suene más fuerte Heinze como su sucesor no ayuda.
El vestuario dio la espalda al presidente a raíz de las reducciones salariales aplicadas a causa del coronavirus. Algunos vieron su sueldo reducido a la mitad, y que Eyraud dijera con sorna que podría ser peor, que se exponían a perder sus bonificaciones, a lo que la plantilla respondió asegurando que tampoco cambiaría mucho el panorama en ese caso.
El grupo parece unido, y quien está en una situación delicada es el presidente. El Marsella ha entrado en erupción, pero por el momento no se ha dado la órden de sálvese quien pueda.