Con el recuerdo del orgasmo de Champions bien reciente, esta vez la borrachera fue de paradas. Hubo seis goles menos que el pasado miércoles, pero el triple de buenas actuaciones de los metas. El 1-0 sabe a gloria para el City, que vuelve al liderato y tacha del calendario una de las mayores trabas que le quedaban para revalidar el título.
A los 5 minutos, Foden sembró la esperanza de otro duelo memorable. Además, dos minutos antes Son, clonando su segundo gol en Champions, también había amenazado con otra borrachera goleadora. Había que interpretar bien el guiño del destino al guion: porque iba a salir más veces en la tele Ederson que el joven inglés.
Si el meta brasileño hubiera sido así de gigante en el duelo anterior, ahora la alegría 'citizen' sería doble. Al menos, sigue encauzando la Premier. La sobresaliente actuación del cancerbero eclipsó otro día para el recuerdo de Son, de nuevo en modo soldado; él solo trajo en jaque a las huestes de Pep.
La cuestión es que la gran sorpresa de Guardiola en el once remachó a gol el primer tiro a puerta del Manchester City. Iba para diluvio de goles, pero los metas sacaron los paraguas. También anduvo fino Gazzaniga, quien tuvo que entrar a última hora por las molestias musculares de Lloris.
Hasta cinco manos a mano llegó a abortar Ederson, todos con un denominador común: salir rápidamente para dejar al delantero, casi siempre Son, sin más hueco que el cuerpo del portero. La parada fundamental de su colega argentino la hizo ante Sterling a 20 para el final: sacó un pie mágico a tiro de Sterling a dos metros de la línea de gol.
Como una serie de 'play offs'
En el segundo round del duelo inglés, el City fue más fiel a sí mismo. Dominó y atacó, aunque sin mucho tino. El Tottenham se pareció menos, también con un once muy reformado. Se parapetó con cinco defensas y solo encontró oxígeno en alguna que otra fuga que supo explotar Son a la contra.
También proliferaron los lamentos por que el VAR no haya aterrizado aún. Más motivos para la queja de Guardiola, aunque esta vez fue para su fortuna. Unas claras manos de Walker fueron interpretadas como involuntarias por parte del colegiado. Antes, cierto es, se pudo haber pitado una zancadilla de Vertonghen a Bernardo Silva.
El City echó de menos a De Bruyne, lesionado por enésima vez al borde del descanso. No lo lamentó en el marcador, aunque sí podría hacerlo en el derbi de Mánchester que le aguarda en unos días.
Pochettino fue incorporando ambición con sus cambios en el tramo final, hasta acabar con cuatro defensas. También acabó dando entrada a Fernando Llorente, pero esta vez salió a jugar sin varita mágica, ni siquiera chutó.
Se acabó y la sensación fue de que el partido fue pobre. Incierto. Pero es que después de los orgasmos contundentes, ya se sabe, llega la calma.