Se las prometía felices Francia, que llegaba en una nube a su primer partido tras la brillante victoria en el Mundial de Rusia. Sin apenas tocar jugadores con respecto al torneo, Deschamps quiso empezar con buen pie en la Liga de las Naciones.
Le costó entrar a ambos equipos en el duelo. Como si de un partido amistoso de pretemporada se tratase. Todos estaban fríos. Todos a excepción de un Pavard que se llevó un regalo en forma de pisotón de Rüdiger en los primeros minutos.
Tardó en llegar la primera ocasión clara. Ambos equipos estaban esperando que su rival llevara las manijas del partido. Pero temerosos uno, 'timoratos' otros, tardaron en elaborar su propio juego.
Fue Francia, pasada la media hora de partido, la que pudo adelantarse hasta en cuatro ocasiones. Primero con Giroud, hombre importante en los esquemas de Deschamps para liberar a Griezmann pero con poco gol en los partidos. Ahí apareció un renacido Neuer para dar la razón a los que confiaban en él tras su larga lesión.
El guardameta alemán volvió a salvar a su equipo en el primer zarpazo de Mbappé. Sin espacios para la carrera, tuvo que ser a través de una falta cuando apareció el jugador del PSG para intentar anotar por la escuadra.
Alemania aguantaba, cual guerrero que sabe esperar su oportunidad. Tras el varapalo del Mundial, querían comenzar la andadura que espantase todos los fantasmas que sobrevuelan a Löw.
Imperial Areola
Tras dos llegadas consecutivas de Francia al principio de la segunda mitad, despertó la maquinaria alemana. Poco a poco se fue haciendo con el control del partido y de las ocasiones. Primero con Werner que, pese a no tener casi ángulo, intentó batir a Areola por bajo.
El portero, ante la ausencia de Lloris, se erigió como el faro y el guía de un equipo que empezaba a sufrir. Su parada a Werner fue la primera de un amplio repertorio que permitió a Francia saborear un punto de oro.
Areola, en un gran acto de reflejos, taponó todas las vías de agua de la defensa, ya fuesen en el propio área o desde fuera. Frenó el tiro de Reus, se tiró para salvar el tanto de Hummels y voló para no dejar entrar el balón de Müller.
El cansancio hizo mella en los últimos diez minutos. Tanto Löw como Deschamps refrescaron al equipo, pero esto no hizo sino frenar el ritmo de un partido que tenía controlado Alemania. Francia se salvó de la quema, pero, con una estrella más en el pecho, debe dar un paso adelante en partidos de enjundia.