La figura del portero es tremendamente importante en todos los equipos. Héroe o villano, normalmente no existe un término medio entre los aficionados de los equipos. A Rudd le tocó ser el malo de la película este fin de semana.
Un balón del Birmingham que apenas parecía peligroso llegó al área del Preston, pero el guardameta se confió y el esférico le pasó por debajo de las piernas, colándose así en su propia portería.
Una situación cómica que pronto provocó la rabia del portero, arrepentido por la acción que acababa de protagonizar. Una situación que suelen tratar con cierta delicadeza todos los guardametas por la cercanía de la meta. Pero esta vez salió cruz.
1 de diciembre de 2018
1 de diciembre de 2018