La Copa de África, a punto de subir el telón
Lejos queda ya aquel fin de semana de 1957 en la que los cuatro fundadores de la Confederación Africana de Fútbol (CAF) -Egipto, Sudán, Etiopía y Sudáfrica- se citaron en Jartum para disputar un minitorneo que se vio enturbiado por cuestiones raciales.
La decisión del régimen racista de Pretoria de vetar a los jugadores negros hizo que fuera expulsado y que solo se disputarán dos partidos, que ganó Egipto, primer campeón continental.
"Los faraones" repetirían título dos años después -en esa edición como República Árabe Unida (RAU)- y Etiopía se cobraría venganza en 1962.
Fue ese año cuando el torneo se amplió por primera vez para dar cabida a más selecciones, dando inicio a la década de Ghana, país que ganó en 1963 el primero de sus cuatro títulos.
Siete equipos disputaban un torneo de clasificación: los dos primeros se unían después al campeón precedente y al anfitrión en una fase final.
A la década prodigiosa de Ghana le siguieron unos años setenta muy "democráticos": hasta seis naciones alzaron el trofeo, que comenzó a ser retransmitido por televisión.
La propia Sudán, la República del Congo, Egipto, Marruecos, Zaire y Ghana -primer equipo en sumar tres copas- se anotaron su primer campeonato.
Aquella época quedó marcada por la única final que tuvo que ser repetida; Zaire y Zambia empataron y se citaron de nuevo 48 horas después.
Y por la efectividad de zaireño Mulamba Ndaye, primer gran héroe de la historia de la copa africana: marcó los cuatro goles su equipo en aquella doble final.
Ndaye se coronó pichichi del campeonato y estableció, con nueve dianas, un récord aún no superado.
La década de los ochenta fue la de la decepción de la Argelia de Rabah Madjer -perdió la final de 1980- y de la aparición estelar de los "leones indomables" de Camerún.
Dirigido por Jean Vincent, uno de los goleadores históricos de la selección francesa, el equipo que comenzaba por el gran Thomas NKono y concluía en Roger Milla sucedió a Ghana y se apropió de los títulos de 1984 y 1988.
Solo Egipto, que retornó a la competición en 1986 tras el boicot por la firma la paz con Israel- evitó que los "leones indomables" encadenaran un triplete de época.
La década de los noventa arrancó con una alegría para Argelia, que ganó en 1990 su único trofeo -en pleno inicio de la guerra civil que segaría la vida de 300.000 personas- y la enésima decepción para Nigeria, que perdió su tercera final, esta vez ante los "zorros verdes".
Y con la decisión de la CAF de ampliar de nuevo el torneo para dar cabida a 12 selecciones y adoptar un formato similar al que se juega hoy: tres grupos de cuatro equipos, con los dos primeros pasando a los cuartos de final.
Fue también el decenio de hombres que comenzaron a dejar una su impronta en Europa, como el centrocampista Abedi "Pelé" Ayew, mejor jugador de 1992 pese a perderse por sanción la final que su equipo perdió frente a Costa de Marfil, país que dejó dos récords.
Necesitó anotar once penaltis para ganar la final (11-10 en la tanda final) y se marchó de Senegal sin haber recibido un solo gol en contra.
Los noventa también fueron la década de Nigeria, uno de los equipos africanos que mejor se había desarrollado futbolísticamente pero que veía como su superioridad no se plasmaba en las vitrinas, tras perder tres finales.
En 1994, las "Super Águilas", entrenadas por Clemens Westerhof y lideradas por jugadores como Enmanuel Amunike o Rashidi Yekini, se adjudicaron el primero de sus tres títulos africanos.
Fue igualmente la década de la vuelta a la competición africana de Sudáfrica, país que en 1996 acogió el primer torneo con el actual formato de 16 selecciones.
Los Bafana Bafana ganaron su primer título derrotando a Túnez en la final de una edición marcada de nuevo por conflictos políticos: esta vez fue Nigeria la que se ausentó.
El siglo XXI es, hasta la fecha, el siglo de Egipto, que desde que en 1998 batiera en la final a la propia Sudáfrica, ha sumado tres nuevos títulos consecutivos (2006, 2008, 2010) para convertirse con siete en la nación más laureada de África.
La edición de 2010 quedó marcada por el ataque armado que sufrió la selección de Togo cuando se dirigía a jugar un partido en la región angolesa de la Cabinda.
Los últimos años han sido más las noticias extradeportivas que las deportivas. La edición de 2013, ganada por Nigería, debería haberse disputado en Libia, pero hubo de ser recolocada por la guerra en ese país.
Y en 2015, se trasladó a última hora a Guinea Ecuatorial debido a que Marruecos renunció por temor al Ébola.
Allí ganó Costa de Marfil, que defenderá título en Gabón donde el torneo ha dado su último gran salto: en esta edición y por la próxima década, será patrocinada por la petrolera francesa Total, que ha comprometido decenas de millones para equiparla al resto de competiciones continentales.
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