Quizá sea por las grandes expectativas que levantaron las primeras actuaciones de la 'era Luis Enrique'. La victoria en Wembley sobre los flamantes semifinalistas del Mundial por 1-2 y el contundente set a Croacia en Elche rompieron con el tono pesimista con el que se acabó la estancia en Rusia.
Corría el mes de septiembre y como suele pasar con la llegada de un nuevo entrenador, una sensación prácticamente inherente en el fútbol, 'la Roja' experimentó un cambio radical y enseguida volvieron los aires de grandeza.
La Liga de Naciones mutó a torneo de verano, pero tras vencer a Gales por 1-4, la decepción llegó con dos derrotas consecutivas: 2-3 a Inglaterra en el Villamarín y 3-2 ante Croacia. Del cielo al infierno.
Desde entonces ante rivales menores y con los primeros palos a la dinámica del equipo, Luis Enrique y los suyos alcanzaron tres victorias de tres posibles, todas y cada una de ellas por la mínima.
Unos resultados que sirvieron para refrendar dos teorías. La primera, fundamentada en los datos de 'Mr Chip', es que España acumula un récord positivo de partidos consecutivos anotando (36) desde que fue eliminado de la Eurocopa 2016 ante Italia. Tantos que, por cierto, no son sinónimo de victorias.
Por otro lado, que a pesar de las palabras del propio entrenador después de vencer a Noruega 2-1 en Mestalla, desde que el asturiano cogiese las riendas de la selección allá por el mes de septiembre, el olfato goleador ha ido decayendo paulatinamente.
De los ocho goles de la primera convocatoria (Inglaterra y Croacia) a los siete de la segunda (Gales e Inglaterra), los cuatro de la tercera (Croacia y Bosnia) y los cuatro de esta última (Noruega y Malta). El dilema es que, los rivales, al igual que las dianas, han ido también disminuyendo.
Algo que, no obstante, podría explicarse teniendo en cuenta las dinámicas que se viven a lo largo de una temporada, más aún si esta viene precedida por la celebración de un campeonato del mundo y la fatiga que esta produce en el rendimiento a medio-largo plazo.
Aspectos como la acumulación de minutos en las piernas, la coincidencia con el tramo final de temporada, el mal rendimiento de un grupo concreto de futbolistas y el crecimiento del número de probaturas por parte del seleccionador también influyen.
Aun así, aglutinando los datos de Noruega y Malta, España remató 49 veces a portería y sólo anotó cuatro goles. Sin embargo y para romper con el pesimismo, Álvaro Morata rompió con una sequía de más de 500 días sin marcar con la zamarra de 'la Roja'. El madrileño se las verá con Rodrigo en la lucha por la titularidad y con el sueño, veremos si esta vez sí, de poder viajar con España rumbo a un campeonato internacional.