La efectividad supera al coraje y corazón

El comienzo del partido fue una locura en La Rosaleda. Ambos contendientes tuvieron ocasiones de adelantarse en el electrónico. La más clara estuvo en las botas de Adrián, que recibió un centro lateral de Cifuentes que le dejó solo ante Fernando, pero el capitán erró el tiro.

Poco después, Sekou no hizo como su rival y mandó la pelota la fondo de las mallas en cuanto pudo gracias a un pase desde la frontal hacia dentro de Chema. El VAR revisó la acción por posible fuera de juego del delantero, pero el colegiado ratificó que la jugada fue completamente legal.

Desde entonces, los de Víctor trataron de recomponerse para lograr el empate, pero no lo consiguieron. Sus contrincantes movían mejor la pelota por la zona medular a pesar de que tenían dificultades para darle salida al balón, pues Adrián y Sadiku estaban presionando con mucha intensidad arriba.

La charla del técnico blanquiazul surtió efecto de cara al segundo acto. Los de Martiricos dominaron claramente el choque desde que el juego se reanudó. Eso sí, los acercamientos no estaban siendo lo suficientemente peligrosos como para poner en apuros a los rojiblancos.

La presión de los de Martiricos siguió imperando en el césped de La Rosaleda y Lombán tuvo una de las mejores ocasiones del choque. Tras sacarse un córner, el defensa lo intentó con un testarazo que fue demasiado centrado al portero, pero que pudo ser gol de no ser por los rápidos reflejos de este.

Los locales lo intentaron sin parar hasta el pitido final del colegiado, pero les faltó precisión y efectividad. Las ocasiones llegaban, pero no eran lo suficientemente claras como para transformarse en goles. En cambio, el Almería aprovechó la que tuvo y se llevó los tres puntos.