Porque el arquero del Tenerife fue el principal responsable de que Venezuela se volviera con sólo dos goles encajados.
Colombia salió como un rodillo, con ganas de arrollar a un rival que se le resistía desde hace demasiado tiempo.
Los ataques sobre la meta de Dani Hernández empezaron muy temprano, y Venezuela necesitó cinco minutos para colocarse sobre el terreno de juego. Y ni así se sintieron cómodos los de Dudamel.
Pero pronto se vio que no era el día de los atacantes cafeteros. Muriel, el mejor del partido, fue un puñal por la derecha, pero Bacca no fue capaz de culminar ninguna ocasión.
El único modo que encontró Venezuela de protegerse del vendaval fue a base de faltas. Un juego duro favorecido por la tolerancia del árbitro que tardó 80 minutos en pasarle factura a la 'Vinotinto'.
Venezuela se carga el ritmo pero lo paga
Sin embargo, la táctica funcionó, y las faltas cortaron el ritmo del encuentro y desquiciaron a los atacantes rivales. Y llegaron los mejores minutos de Venezuela, en los que Ospina se vio obligado a hacer dos intervenciones de mérito.
Entre ambas, más y más ocasiones de peligro para Colombia. Macnelly Torres, Bacca y Muriel jugaron al ritmo que James impuso, pero fallaba siempre el disparo final. Un rival o la mala puntería evitaron una y otra vez el ansiado gol.
Sin embargo, éste llegó con el tiempo cumplido. Contragolpe de Colombia, iniciado en las botas de Ospina, que culminó James a pase de Bacca. Un bonito gol, pues el capitán engañó completamente a Dani Hernández al chutar con su pie malo, algo que no se esperaba el tinerfeño.
Un mazazo para Venezuela, marcharse al descanso con un gol en contra que se veía venir pero que no llegaba por su buen hacer y la fortuna, claro.
Monólogo 'cafetero' en la reanudación
La segunda parte empezó igual que la primera, con Colombia asediando y Venezuela sufriendo y haciendo faltas, una tras otra. Sabía Dudamel que los balones colgados no eran un peligro, pues gana en altura, y jugó esa carta a la perfección.
Sin embargo, el árbitro empezó a cortar las faltas con amarillas, algo que no hizo en toda la primera mitad. Sólo la vio Ángel, y muy temprano. De hecho, al descanso Colombia se llevó dos amonestados por uno venezolano.
El dominio colombiano era tan claro que parecía cada vez más posible que Venezuela lograse el empate en una contra. Comenzaron los nervios y la ansiedad entre los de Pékerman, porque el gol no llegaba, no había forma.
Colombia llegó a hacer 20 disparos, de los cuales once fueron a puerta, y únicamente dos fueron gol. Echen sus cuentas.
Venezuela, ante sus diez peores minutos de las Eliminatorias
Cuando restaban 10 para el final, llegó la jugada llamada a cambiarlo todo. Enésimo balón filtrado entre líneas que atrapa Bacca, sólo ante Dani Hernández. Pero fue derribado claramente, pese a que él dijo que tocó balón, por Wilker Ángel. Segunda amarilla y a la calle. Venezuela con 10 y ante un penalti llamado a sentenciar el partido.
Chutó Bacca a su izquierda y lo detuvo Dani Hernández, el mejor jugador de Venezuela de largo. Pero la 'Vinotinto' estaba jugando con 9: Ángel, expulsado, y Vizcarrondo, lesionado, atendido en la banda.
Sin embargo, no pasó el peligro. Aprovechó esa doble superioridad James para irse por la banda y poner un balón al segundo palo que Macnelly Torres, libre de marca al no haber centrales en el terreno de juego, empujó al fondo de las redes.
Sentenció el partido Colombia y Dudamel se rindió. Jugó lo que restaba de partido con 9, porque no entró nadie por el lesionado Vizcarrondo.
Y, para colmo de males, se quedó con otro hombre menos. Feltscher, uno de los que más repartió, dio su última patada, a James, en el área. Penalti, segunda amarilla, expulsión y otra ocasión para engrosar el marcador.
Otra ocasión que, como en la anterior, detuvo Dani Hernández, esta vez al propio James Rodríguez. No hubo tiempo para más. El árbitro pitó el final antes incluso de que se cumpliera el descuento.
Pudo haber sido una goleada de época pero Dani Hernández, la diosa fortuna y el poco acierto colombiano se empeñaron en que 'sólo' fuera un partidazo precioso de ver.