La selección pirenáica se presentó en el partido con un juego muy compacto, que dificultó en gran medida a Bélgica el hilar jugadas de peligro. Y cuando lo lograban, se toparon con un Ferrán Pol especialmente inspirado (a pesar de terminar encajando cuatro goles).
Sin embargo, ese muro defensivo solamente aguantó veinte minutos, cuando Nainggolan, a pase de Lukaku, chutó desde la frontal un disparo que impactó en un defensa, desviándolo y dejando a Pol sin opciones de detenerlo.
El segundo tardó en llegar otros veinte minutos. Fue al borde del descanso, cuando Kevin De Bruyne marcó de falta directa un gol de bella factura.
A los seis minutos de la reanudación, Lima ponía el 1-2 en el marcado y recortaba distancias con el rival, tras transformar un penalti cometido por Vertonghen. Pero la alegría duró poco a los andorranos, pues otro penalti apenas cinco minutos después mataba sus ilusiones.
Una mano en el área local la convirtió Hazard. Y la puntilla llegó cuando Depoitre marcaba el cuarto, en su partido de debut.
El partido parecía haberse acabado. Bélgica se sentía conforme y satisfecha, pero la renta pudo ser aún mayor. De hecho, en el minuto 78, tuvieron otro penalti a favor. Hazard de nuevo se encargó de lanzarlo, pero esta vez Ferrán Pol se lo detuvo. Y lo celebró como su fuera la consecución de un título, como debe ser.
Al final, 1-4, clasificados directamente, aunque la derrota de Israel ya era suficiente. Y como Gales también perdió, afrontarán el último partido como líderes de grupo.