El fútbol es un deporte en el que, pase a lo que pase, la mayoría de las veces gana un alemán. Más aún si es ante un equipo-estado como el Paris Saint-Germain, que volvió a naufragar en los octavos de final.
Tiene un bloqueo mental el PSG en la Champions League. De nuevo en el primer cruce, otra vez a las primeras de cambio, esta vez ante un Bayern de Múnich que supo cuándo activar la maquinaria.
Ni teniendo a Mbappé y a Messi sanos fue capaz el Paris Saint-Germain de crearle excesivos problemas a un Sommer que, de hecho, estuvo a punto de regalarle al cuadro galo el entrar en la eliminatoria.
Techo de cristal
El Paris Saint-Germain no sabe jugar las eliminatorias. O no parece saberlo. No es normal que, con la millonaria inversión hecha desde Catar, solo haya superado en dos ocasiones los octavos en los últimos siete años.
Menos comprensible aún es la segunda parte firmada. Es cierto que tenía la baja de Neymar, y la de Kimpembe. Y en el partido se le lesionó Marquinhos. Pero el resto de jugadores de primer nivel debían ser suficientes como para apretar al Bayern.
Sommer únicamente trabajó para negarle el gol a un Ramos que se convirtió en el arma más peligrosa del cuadro de Galtier. Y cuando lo es tu central, es que las cosas no funcionan.
El 6-1 que el Benfica le metió al Maccabi Haifa fue el inicio de la derrota del PSG, al que condenó a la segunda posición y a enfrentarse con uno de los cocos de la competición.
Una máquina que se activa cuando quiere
El Bayern de Múnich sabe cuándo y cómo tiene que actuar. La historia le da la razón. Y los jugadores que tiene, también. Incluso sin un Lewandowski que ha naufragado en Europa con el Barcelona.
Quién le iba a decir a Choupo-Moting, cuando apenas jugaba en el PSG, que iba a ser el verdugo de su ex equipo en un año marcado en rojo. El camerunés fue el encargado de abrir el marcador hasta en dos ocasiones, aunque solo uno de ellos subió al marcador.
Le puede dar las gracias Nagelsmann a Verratti para no sufrir en los últimos minutos. Suya fue la pérdida del 1-0 de Choupo-Moting, y suya fue la pérdida del 2-0 de Gnabry. Todo ello aderezado con unas protestas a Orsato que no le valieron de nada.
Echó en falta Galtier a un Neymar que azuzara el juego. Messi estuvo desaparecido, salvo algún destello, y Mbappé demasiado solo y sobremarcado como para actuar. Se despide de nuevo el PSG de una Champions que aún no ha ganado. ¿Habrá sido el último partido de Mbappé en Europa con el club galo? ¿Y de Messi?