El fútbol puede ser maravilloso. Incluso cuando los días se tornan grises y no sale el partido que esperabas, siempre queda ese rayito de esperanza, ese aliento extra, que te lleva en volandas y te da la energía necesaria para un último esfuerzo. El Villarreal creyó. Su afición creyó. Y todo el pueblo gritó hasta dejarse la garganta con el pitido final del colegiado, que dictaminó la victoria por 0-3 ante la Juventus y el pase a los cuartos de final de la Champions League.
Y como digo, las cosas no fueron nada fáciles. No fue el partido esperado ni mucho menos en Turín. La Juventus presionó al Villarreal de forma asfixiante. Aun así, el 'submarino amarillo' no tuvo ninguna prisa e intentó salir con la pelota jugada desde atrás. Sin embargo, las ocasiones no llegaron en los primeros compases del duelo.
Poco a poco, el cuadro de Allegri comenzó a encontrar el camino perfecto para hacerle daño al 'submarino amarillo'. Ese no fue otro que las bandas, donde tanto Aurier como Estupiñán sufrieron constantes acometidas de Cuadrado y De Sciglio, que acabaron en centros peligros con sus posteriores remates.
Y el ataque 'bianconero' no pudo estar comandado por otro que no fuese Dusan Vlahovic. El serbio fue una auténtica caja de bombas en las ofensivas de su equipo y rozó el gol varias veces. Pero Rulli, el larguero o la simple falta de puntería, privaron al ex de la Fiorentina de ver puerta.
La defensa de los dos equipos no fue precisamente para echarle piropos. Muchos fallos en la salida del balón y a la hora de dar un pase, que propició varios intentos en ambas porterías. Sin embargo, al Villarreal le estaba costando atacar, pero ni mucho menos tuvo prisa. Jugó con el resultado hasta el último instante.
La segunda mitad dejó el mismo guion que la primera, pero con un pequeño matiz. Los acercamientos de la Juventus fueron cada vez más precisos y el conjunto 'groguet' ya no pasó del medio campo. Eso no le gustó nada a Emery, que conocedor de lo que estaba en juego, comenzó a realizar modificaciones de cara a dar un chute de energía al equipo.
Un 'César' llamado Gerard y apellidado Moreno
El Villarreal siguió sin proponer nada, pero para fortuna amarilla, la Juve también dejó al descubierto sus carencias. Esas, que principalmente se hicieron notar en ataque. Vlahovic ya no fue el de los primeros 45 minutos y Morata andaba algo perdido. La pólvora de la 'Vecchia Signora' estaba mojada y eso le dio confianza a los visitantes.
Pero el gran punto de inflexión llegó en el minuto 74 de partido. Gerard Moreno volvió a pisar el césped más de un mes después y, como si se tratase de un auténtico Dios, su presencia lo cambio todo.
Apenas había entrado en juego cuando, un balón en profundidad para Coquelin en el área, acabó con la entrada rodilla con rodilla de Rugani, que midió mal y automáticamebnte agachó la cabeza y entonó el 'tierra, trágame'. Tras consultarlo con el VAR, el colegiado dictaminó que fue penalti.
Toda la responsabilidad fue para Gerard, que lejos de temblarle las piernas, se armó de valor y transformó la pena máxima por el lado izquierdo de la portería defendida por Szczesny.
Allegri rápidamente movió el banquillo y aquí, el choque se acabó de romper. la Juventus estaba totalmente rota, ya que se lanzó a la desesperada a por el tanto del empate y que así forzaran la prórroga. Y en un saque de esquina botado por Aurier, el éxtasis 'groguet' llegó.
Pau Torres, el de casa, apareció como un tren desde atrás y empujó el esférico al fondo de las mallas para dejar el partido visto para sentencia. El banquillo visitante ya se fue saboreando la fiesta de la clasificación, pero los minutos finales todavía dejaron un regalo más.
De nuevo al contragolpe y con una demostración de saber pararse, levantar la cabeza y buscar la mejor opción, Gerard Moreno tocó y el tiro de Danjuma tocó en la mano de De Ligt, concediendo así Marciniak el segundo penalti de la noche. El propio neerlandés lo transformó para poner el definitivo 0-3 y desatar la locura.
Premio a la ilusión para un Villarreal que nunca dejó de creer, que jugó sus armas y que obtuvo una merecida clasificación para la siguiente ronda. Un pequeño pueblo de apenas 50.000 habitantes que vuelve a ver a su equipo hacer historia por Europa.