Romelu Lukaku llegó al United-Benfica después de recibir no pocos silbidos de su afición en el choque liguero ante el Tottenham. Aquella situación llevó a Mourinho a defender a su pupilo y a criticar la pitada del respetable.
A pesar de ese apego por el belga, el técnico del United dejó a su delantero sin lanzar un penalti ante el Benfica. Fue en el 78, después de que Martial fallara uno en la primera mitad.
Lukaku tomó el balón y lo colocó en el punto fatídico, pero por allí apareció Blind para arrebatarle el balón y lanzar la pena máxima. "No quería que lanzara un penalti cuando no hay presión, ni responsabilidad, ni necesidad de marcar ese gol con 1-0", argumentó Mourinho.
El portugués estiró su explicación: "Estoy muy contento con su personalidad pero a veces estoy aquí para proteger a los jugadores y en ese momento lo estaba protegiendo a él. Tirará un penalti cuando el partido esté cerrado, y ese partido no estaba acabado".