La inocencia de un niño portugués ante el llanto desconsolado de un joven francés ha dado una lección a más de uno en todo el viejo continente.
Tras ganar la Eurocopa, el pequeño aficionado portugués decidió irse a animar al joven francés, cuyas lágrimas anegaban su rostro, para fundirse en un abrazo y sacarle, durante un rato al menos, de la enorme tristeza que le embargaba.
Mientras otros provocaron el caos durante días en distintas ciudades y perjudicando a miles de personas, estos dos jóvenes aficionados han mostrado lo que debería ser el fútbol: un deporte de convivencia.
Ese joven está destruido, pero el niño, su rival de la noche, le levanta el corazón. Un #Respect enorme. pic.twitter.com/K6cLO1EnLw
— BolaVip (@BolaVip) 11 de julio de 2016