El Santiago Bernabéu rompió a aplaudir cuando Vinicius se deshizo de Carriço con un excelso control de pecho, orientándose el balón en largo para continuar una carrera que truncó un defensa del Sevilla en la ayuda al portugués.
Cada gesto del brasileño es celebrado por su hinchada, ávida de una estrella que aporte algo de vértigo a un equipo que adolece de chispa desde que Cristiano Ronaldo hizo las maletas rumbo a Turín el pasado verano.
Más allá de su alarmante falta de puntería -volvió a errar un mano a mano-, Vinicius se ha metido a la parroquia del Bernabéu en el bolsillo con su descaro, imprimiéndole vértigo al juego de un Real Madrid en busca de su nueva identidad.
Aunque solo tiene 18 años, el delantero brasileño tiene mimbres para ser un jugador importante en el futuro y, de momento, invita al optimismo con detalles técnicos que ilusionan al madridismo.