El Manchester City de Pep Guardiola ya está en su ansiada final. Ha tenido que ser en su quinto proyecto, y con la llegada de un central de garantías como Rúben Dias, como el técnico de Santpedor cumplió con lo prometido.
Le faltó al conjunto 'sky blue' un rival a su altura. Y es que el PSG solo compareció durante los diez primeros minutos. Desde el primer gol de Mahrez fue un espejismo el cuadro galo, que echó mucho de menos a Mbappé.
Sin una de sus patas en ataque, el equipo de Pochettino no pudo sorprender a un conjunto que armó una gran tela de araña, con el sempiterno Fernandinho, para desarbolar la magia parisina.
Afinó la orquesta Guardiola hasta tal punto de llevarlo a su primera final de Champions. Optó, otra vez, por quitar a todos los delanteros para meter más centrocampistas, más control y más calidad.
Diez minutos duró la resistencia. Entre tanto, un penalti inventado por Kuipers que rectificó previo paso por el VAR. Duró hasta la primera contra del Manchester City en el partido.
Como si de una sinfonía se tratase, la tocó Ederson para Zinchenko, una de las revelaciones del partido. El ucraniano, quién iba a imaginar que estaría en la final de Champions, se la dejó al metrónomo De Bruyne para, finalmente y tras un rechace, llegarle el cuero a un Mahrez revitalizado en semifinales.
Desapareció el PSG, al que le faltó una de las tres patas de su ataque. Sin Mbappé, Neymar y Di María no se encontraron e Icardi estuvo irreconocible. No tocó un balón el argentino, como alma en pena en el Etihad.
Si bien no se veía mordiente en el PSG, sí se mascaba la tensión. Llegaba un segundo tarde siempre el conjunto parisino, que además sufría en cada zarpazo que metían los 'sky blues'.
No Mbappé, no party
La esperanza de contar con Mbappé se desvaneció en la segunda mitad. Mientras sus compañeros calentaban, la estrella gala era un alma en pena en la grada, consciente de que no podía ayudar a sus compañeros.
El City terminó de rematar la eliminatoria con otra contra de manual, de aquellas que tienen que enseñar a los más pequeños para saber cómo se juega, y de nuevo con Mahrez como último protagonista.
Desquiciado el PSG por el resultado, Di María sufrió un cortocircuito para embarrar la imagen de un PSG hundido en el Etihad. Pisó el argentino a Fernandinho fuera del campo y se marchó a vestuarios a destiempos.
Ahí acabó la poca resistencia del PSG. Ahí guardó sus armas Guardiola, para evitar posibles lesiones o rojas inoportunas. Ahí comenzó a soñar el Manchester City su primera 'Orejona'.