Cádiz y Atlético de Madrid se vieron las caras en la LXVII edición del Trofeo Ramón de Carranza. Mientras que los rojiblancos buscaban mantener su condición de equipo con más títulos de este atractivo torneo veraniego (10), los gaditanos llegaban con el objetivo de empatarlos en la tabla (9).
Claramente, uno de los dos planes salió a la perfección y el otro, estrepitosamente mal. Comenzaron avisando los capitalinos con un cabezazo al palo de Griezmann a centro de Wass en el minuto siete.
Seis minutos después, la superioridad visitante hizo justicia. El 'Principito' dio un buen pase hacia Álvaro Morata, que se fue de Fali por velocidad y, con un disparo raso, batió a David Gil para poner el 0-1.
A partir de aquí, el Cádiz comenzó a mejorar sus prestaciones y a proponer un fútbol algo más vistoso, tras un cuarto de hora en el que prácticamente no pasó del centro del campo. Al tiempo que se desplegaba el equipo, comenzaba la bronca.
Cierto es que no fue excesiva, pero sí bastante reseñable, teniendo en cuenta que no se trataba más que de un amistoso. Wass hizo una falta sobre Lozano que perfectamente podría haber sido amarilla y no fue nada más que falta. Cala cortó un ataque de Morata que era roja, y en este caso se quedó en amonestación.
Morata tuvo la oportunidad de convertir su doblete particular en el 33'. El ex de Juventus o Chelsea recibió en la frontal del área, se giró magníficamente y sacó un latigazo con la zurda que desvió David Gil a córner.
Los de Sergio tuvieron el empate en sus manos en la recta final de la primera parte. Tras un potente centro de Luis Hernández al corazón del área, Cala remató al palo. El rebote llegó al Choco Lozano, que disparó directamente a las manos de Oblak.
Bendito VAR
Y de lo que pudo haber sido el 1-1, se pasó al 0-2. Además, con una polémica que parece ya muy lejana gracias al VAR. Joao Félix aprovechó un centro desde el lado izquierdo para dejar el balón atrás con la cabeza. Saúl Ñíguez envió el balón al fondo de las mallas claramente con la mano.
Ni el árbitro ni ninguno de sus asistentes vieron la jugada, por lo que el tanto subió al marcador, pese a las justificadas protestas de los gaditanos.
Si quedaba alguna esperanza de remontada por parte del Cádiz, esta se esfumó a los 30 segundos de la reanudación. Ese fue el tiempo que tardó Daniel Wass en anotar su primer gol como rojiblanco.
Y no hablamos de cualquier gol, sino de un golazo. El danés cogió el balón desde 30 metros y, ni corto ni perezoso, se sacó un latigazo que cogió una parábola preciosa para engañar al guardameta y terminar entrando por la escuadra. Así se estrena uno.
Cinco minutos más tarde, llegó un nuevo gol, también precioso, aunque este por lo estético de la jugada previa. El cuero, tras varios cambios de sentido, terminó dentro del área en los pies de Sergio Díez. El canterano se sacó un centro magnífico al que llegó Griezmann con la cabeza para poner el 0-4.
El Cádiz intentó revelarse una última vez, en un intento desesperado para darle una alegría a sus aficionados que, todo sea dicho, se lo estaban pasando bien en las gradas. Al fin y al cabo, se trata de un torneo veraniego en el que lo que prima es el cachondeo y el buen ambiente, algo de lo que saben bastante por la Tacita de Plata.
José Mari golpeó el esférico en el palo tras una estética vaselina. Pocos minutos después, Grbic desvió a saque de esquina un cabezazo de Lozano. Pese al resultado adverso, el objetivo de no irse de vacío estaba ahí.
El canterano Momo también probó fortuna con un disparo que se marchó fuera por poco. La respuesta en los instantes finales llegó en botas de un Marcos Llorente que mostró la potencia pura que atesora. Su tiro raso golpeó, una vez más, en el poste.
Inmediatamente después, el fútbol hizo justicia a la insistencia gaditana. Mabil le dejó el balón a Arzamendia, el cual dio un pase de la muerte a Álvaro Giménez, quien no perdonó a puerta vacía. Segundo gol del partido por parte de un jugador ilicitano y alegría desbordada en las gradas del Nuevo Mirandilla. Una merecida recompensa que, sin embargo, no evitó que los 'colchoneros' se llevaran su undécimo Trofeo Carranza.