Hay imágenes que no han pasado desapercibidas en esta última jornada y una de ellas tiene que ver con el fútbol escocés, en concreto, con el partido que jugó el equipo de Gerrard.
El Rangers iba ganando ya por cero goles a tres cuando el jugador rival Porteous hizo una entrada desmedida que le costó la tarjeta roja directa sin que el árbitro se lo pensara dos veces.
Al ver la entrada, Gerrard se volvió loco recriminando la acción tanto a los árbitros como al banquillo del Hibernian, lo que provocó una disputa entre el cuerpo técnico y jugadores que acabó en otras dos tarjetas rojas.