No hay una rivalidad histórica ni se trata de un choque vital más allá de la clasificación para la próxima Eurocopa. Sin embargo, confluyen varias circunstancias que provocan alarma en las autoridades británicas.
Se esperan unos 6.000 aficionados de la Selección Inglesa. Sin duda, un desembarco importante. La policía estima que este número habría sido menor de haberse fijado el choque en sábado o en domingo. El hecho de poder ir el viernes lo habría hecho superior.
Según publicó 'The Guardian', la UEFA desoyó las peticiones de cambiar la fecha del encuentro, algo que desde las autoridades policiales se tildó de "lamentable".
Además, a nadie se le escapa que la célebre cerveza de Praga, ciudad donde se disputa el encuentro, es una tentación para los hinchas visitantes, más aún con sus asequibles precios.