A la Ponferradina le bastó con explotar un punto débil para sumar tres a su casillero. Los de Bolo firmaron una necesaria victoria para resarcirse de su caída en Copa ante el Oviedo en El Toralín aprovechando que, a balón parado, los del Cuco Ziganda fueron débiles.
En un inicio de partido en el que daba la sensación de que los carbayones eran mejores, las oportunidades bercianas hacían mucho daño aunque fueran menos. En una de ellas, nadie despejó un saque de esquina y Yuri lo pescó en boca de gol para hacer el 1-0 y condicionar todo el duelo. El equipo gestionó a la perfección esta renta.
Primero, sostuvo el arreón de los asturianos por empatar. Con permiso del despiste de Manu Hernando antes de que marcara Yuri, que sirvió para que Nahuel la tuviera casi solo ante Caro, la defensa, bien cimentada, anuló a Nahuel y amargó a Blanco Leschuk. Paris Adot, con una actuación de despliegue físico y mucho acierto, estuvo soberbio.
Más tarde, los de Bolo, que vieron de venir que, si seguían tan centrados en la defensa, el Oviedo acabaría agrietándola, dieron un pasito adelante y volvieron a explotar esa debilidad rival a balón parado y a la contra. De ahí que dispusiera Yuri de varias opciones para sentenciar. La más clara, de penalti, la extinguió Femenías, que estuvo a un gran nivel.
La propuesta del Cuco Ziganda se torció con el tempranero gol rival y, aunque tuvo sus momentos, no fue suficiente para que el conjunto no dependiera de la Ponferradina. Cuando esta ponía el foco en cubrirse, los carbayones se estampaban con su muro; cuando trataba la Deportiva de hacer otro tanto, los ovetenses sufrían.
Quienes más trataron de desatorar la situación fueron Borja Sánchez, activo por su banda, Blanco Leschuk, siempre aportando algo cuando la bola pasaba por sus botas o su cabeza, o Sangalli, que tuvo libertad de movimientos. Al final, nada funcionó y tocó volver a caer tras unas semanas de alegría.