Camerún vuelve a mandar en África y lo hace a lo grande, con remontada ante una Egipto que decepcionó en la final. Y eso que el partido fue fiel al guión que había planeado el técnico argentino. Pero la desgracia se sumió contra un Egipto rácana como pocas veces.
Aboubakar se convirtió en el gran héroe del partido tras salir en la segunda parte y acabar marcando el tanto decisivo a dos minutos para el final. El delantero del Besiktas bajó un melón y lo convirtió en una obra de arte que hizo estallar a la afición camerunesa.
Egipto fue concediendo y concediendo metros hasta defender casi a la altura de El Hadary. El golazo del Elneny puso todo muy de cara para los de Cúper, que extrañamente renunciaron al balón y confiaron en cazar una contra para reventar la final.
Camerún no necesitó tiempo para digerir el gol, tuvo el balón y fue merodeando la portería visitante hasta encontrar el empate en un centro desde la izquierda que remató N'Koulou, que había entrado en la primera parte por la lesión de Teikeu.
El 1-1 desbarató los planes de Cúper y Egipto no encontró alternativas, ni en el campo, ni en el banquillo. Mientras, Camerún siguió apretando, relanzados por el gol del empate. Merecía el segundo y lo encontró cuando Egipto ya aceptaba la ruleta de los penaltis.
Fue entonces cuando apareció Aboubakar para llevar a esta generación al olimpo en el que residen los Eto'o y compañía. Hubo premio para el que más quiso y castigo para el que apostó por la racanería para perder la sexta final de su carrera...