De menos a más fue el Levante, y de más a menos, la Real. Estilos opuestos, dinámicas opuestas, pero pese a todo, reparto de puntos. Golpeó primero la Real, pero prácticamente en la siguiente acción llegó el empate 'granota'. Empate que hace que el tren de europa sea casi inalcanzable para unos y peligre para otros.
Cada uno con su estilo, con sus cartas, jugó este partido. El Levante, con su fútbol directo; la Real, tocando y madurando las jugadas. Pero ambos bien plantados, sin conceder ni un metro al rival en el último tercio de campo.
Como resultado, el partido comenzó carente de ocasiones, pero de repente, sin que nadie se lo esperase, se animó. Sorprendió la Real al Levante, y el Levante contestó a la Real. Todo ello en cuatro minutos.
En el 12', tras una acción algo polémica entre Vezo y Portu, por la que los 'granotas' reclamaron falta, el balón le cayó a Oyarzabal y el centro de este, tenso y a media altura, lo remató de espuela Isak, ganándole la posción a Postigo, imposible de parar para un Aitor que para nada se lo esperaba.
Pero el Levante, en lugar de venirse abajo, se levantó, se sacudió el polvo y respondió con dos llegadas de peligro, la segunda de las cuales acabó en gol. Rochina, a la media vuelta, pateó el balón a la espalda de la defensa.
A él corrió Morales, ante la pasividad de la zaga 'txuri-urdin'. Le ganó la carrera a Elustondo y se plantó ante Moyá, a quien batió en el mano a mano para igualar la contienda.
Igualada que pudo haberse deshecho poco después, cuando en el 21' Isak filtró un balón genial para Portu, quien se encontró cara a cara con Aitor, pero falló en la definición. Se la quiso picar, pero le pegó demasiado fuerte y mandó el balón a la grada.
Tras esos diez minutos de frenesí, el partido volvió a su cauce. La Real siguió tocando, pero canalizaba todo su juego a través de un Odegaard que sigue sin estar fino. Tampoco pudo aportar mucho Oyarzabal, y fue Mikel Merino, más libre de marca, quien llevase el bastón de mando.
El Levante, mientras tanto, se defendía, presionaba, robaba y contragolpeaba, con mayor o menor peligro. Peligro que fue aumentando poco a poco, conforme a la Real se le acababan las ideas, y los 'granotas' ganaban convencimiento.
Acabó el primer tiempo el Levante recortando distancia, estadísticamente hablando, con su rival. Empezó a pisar área con asiduidad, pero, como sería clave en el segundo tiempo también, sin el acierto requerido, sin la clarividencia necesaria para convertir esas acciones en gol con un buen último pase.
El segundo tiempo comenzó como se atisbaba que lo haría tras el primero, con el Levante cada vez más erigido en líder del partido. Imanol intentó contrarrestarlo haciendo un primer doble cambio con el que pasó a jugar con defensa de cinco.
Pero fue peor el remedio que la enfermedad. Entre el cambio de sistema, de jugadores y el paso al frente de su rival, la Real acabó sometida a la voluntad del Levante, y solo le salvó la falta de acierto de los de Paco López en ese ya citado último pase.
Aguantó un pequeño aguacero, porque llamarlo chaparrón sería demasiado, la Real en el segundo tiempo, y solo tras la segunda pausa de hidratación las fuerzas se igualaron, aunque fuera un poco.
Parece como si la Real se hubiera acordado de que el empate era poco premio, y apretó un poco más, pero sin sus referentes en el campo, fue más corazón que cabeza. El Levante, conforme con el empate, buscó un premio mayor que no encontró tampoco.
Al final, punto para cada uno que vale poco o muy poco. Porque el Levante se sitúa a diez puntos de Europa (siempre y cuando ocupe el séptimo la plaza que otorga la final de Copa), con 12 en juego, y porque la Real se mantiene a dos del Getafe, con una recta final de aúpa por delante: Granada, Villarreal, Sevilla y Atlético.