Aunque Messi sigue promediando números que no son de este mundo, está lejos de igualar los del curso pasado, cuando ya perdió cierto olfato goleador. En lo que va de temporada, el capitán culé sólo ha marcado 2 goles, de penalti, en cinco encuentros. La media de su carrera es de 0,79; la del último año, 0,61. Aunque la muestra aún no es demasiado extensa, no cuadra con el 'viejo' Leo.
También es notoria su cada vez menor -aunque todavía estratosférica- capacidad de desborde, con 9,31 regates intentados por encuentro frente a los 11,1 del último año, que seguían la línea de lo que ha sido su trayectoria hasta el momento (11,3). Puede que el bajón de estas métricas, no obstante, no se deban a un mero declive, sino más bien a un nuevo estilo de juego; de encarar los partidos, de fundirse en el funcionamiento colectivo y dar continuidad a la propuesta de Koeman.
Aunque el ‘10’ haya perdido regate y gol, ha ganado seguridad con el esférico en sus pies. Si en el último año perdió 13,1 balones cada 90 minutos, ahora sólo se le escapan 10,7. Una progresión considerable respecto a tiempos anteriores, en los que, al intentar superar con mayor frecuencia a su rival, arriesgaba también más veces la posesión. En este aspecto, la mejoría de Messi está siendo digna de mención.
Por si fuera poco, la leyenda azulgrana parece querer despedirse de la etiqueta de 'paseante' que le persigue desde hace años por pasar la mayor parte de los encuentros andando y no corriendo. En lo que va de curso, Messi promedia 14,8 carreras por encuentro; 14,2 en el último año. A lo largo de su carrera, esta cifra ronda las 11,3 por 90 minutos de juego. También da más pases verticales a sus compañeros: 22 por partido esta temporada; 17,2 desde que debutó.
Se podría decir que, en vez de empeorando, Lionel Messi se está reinventando. No es el primer futbolista -ni será el último- que adapta su juego a sus cada vez mayores limitaciones. Su caso no deja de ser excepcional, pues sigue atesorando una calidad infinita en sus botas y, salvo sorpresa mayúscula, parece quedarle cuerda para rato. Sólo que, a partir de ahora, es probable que veamos a un Messi ligeramente distinto al que recordábamos.
Tras la victoria correcta frente al Ferencvaros, en el marcó por decimosexta temporada consecutiva en Champions, el Madrid aparece en el horizonte.