El partido y, sobre todo, la primera parte fueron una oda al fútbol, al menos a ese fútbol más loco que tanto odian los entrenadores y que tanto divierte a los espectadores neutrales.
En el césped, dos combinados que empezaron con ganas de demostrar cosas y con mucho descaro. Las ocasiones iniciales cayeron de ambos lados, pero el primer tanto fue para Rumanía.
George Puscas transformó con tranquilidad una clara pena máxima por mano que el colegiado tuvo que 'checkear' en el VAR. 1-0 y Rumanía iba cada vez a más.
Tanto que, a los tres minutos, Ianis Hagi, hijo del ex jugador de Barça y Madrid, empujó a placer el segundo tanto. La defensa de Croacia andaba cuajada y no veía venir los golpes.
Los primeros 20 minutos fueron una locura y Vlasic, con un tiro desde media distancia, recortó distancias sobre el 18' de juego para aumentar la golpeada fe e ilusión de la Selección Croata.
Pero la cosa no cambió a raíz del 2-1. De hecho, todo lo contrario, ya que Rumanía incrementó su dominio y, en el 66', Baluta firmó con mucha clase el 3-1 y Petre, en el tiempo de añadido, el definitivo 4-1.