La SD Huesca ha dado un golpe sobre la mesa del ascenso. Se ha asegurado la tercera plaza -la segunda no, el Zaragoza tiene que jugar- tirando de aguante ante un Las Palmas bravo y valiente que mereció más. Míchel pudo optar por matar el partido tras el gol de Okazaki. Prefirió cubrirse y acabó sufriendo de lo lindo, pero ganando.
Salieron los de Pepe Mel valientes, dispuestos a tomar la iniciativa si hacía falta. Esta idea les duró poco. Básicamente, lo que los de Míchel tardaron en hacerse con el control de la situación y secuestrar la pelota. Desde entonces, monólogo azulgrana y llegadas peligrosas a cada pocos minutos.
Si bien hubo tramos en los que los canarios amagaron con igualar las tornas -su principal argumento ofensivo era Benito por banda-, que se adelantaran sus rivales era inevitable. Acabó lográndolo Okazaki al borde del descanso gracias a una contra de manual. Culminó con su testarazo, inapelable, desde la línea del área pequeña, tras un centro lateral teledirigido de Ferreiro.
En la segunda mitad, Las Palmas dio un paso adelante y la SD Huesca se lo permitió. Lejos de buscar rematar la faena, los oscenses adoptaron una dinámica más defensiva. También porque no le dejaban soltarse cerca del área de Josep: los canarios mejoraron mucho atrás.
Esto fue la base de que las ocasiones más claras fueran suyas. Si Benito fue su mejor arma en el primer acto, Narváez y Fede Varela tomaron el testigo en cuanto Pepe Mel les dio entrada. Pero fue Mantovani quien más cerca estuvo de marcar con un testarazo que se fue por milímetros.
Los locales necesitaban parar el bombardeo y la solución les cayó del cielo. En una mala salida de pelota, Rafa Mir le robó la cartera a la zaga, Mantovani le obstruyó y le sacaron la roja por segunda amarilla. Ya en inferioridad numérica, incluso rozaron el empate de nuevo, pero los azulgranas aguantaron el chaparrón y finiquitaron el triunfo.